El otro día leía un artículo en el AS, que no voy a enlazar por aquello del canon AEDE, donde se decía que LeBron nunca será Jordan, ni Kobe, ni Duncan… y que eso será culpa de Stephen Curry. No le falta su parte de razón, pero creo que aparte de por las diferencias en su juego, hay un motivo mayor por el que LeBron nunca será Jordan: LeBron no ha tenido un villano.
¿Qué quiero decir con esto? Que las victorias, y derrotas, de Jordan tenían una narrativa. Vale, todos sabemos que «narrativa» es el término que usan los que se quieren ir de cultos al analizar videojuegos, pero en la era Jordan esto era así. Uno veía los partidos y daba la impresión de que los Bulls eran «los buenos» y que frente a ellos estaban «los malos».
Primero fueron los infames Bad Boys de Detroit, un patibulario elenco que practicaba defensas al límite, y sobre el límite, de la legalidad, con un sistema pensado para frenar al 23, las llamadas «Jordan Rules«, un equipo legendario con Bill Laimbeer, Joe Dumars, Isiah Thomas (este era su auténtico némesis), Dennis Rodman, Mark Aguirre o Rick Mahorn. Ganaron dos anillos, en 1989 y 1990, y apearon a los Bulls tres veces de la carrera por el título: 1988, 1989 y 1990, sólo para acabar cediendo en 1991. A los Bulls les costó sufrimiento, sudor, sangre y la nariz de Scottie Pippen (literalmente) poder superar el escollo que eran estos Pistons.
https://www.youtube.com/watch?v=QDFa4BChz5w
Tras los Pistons llegaron las victorias, los tres primeros anillos, pero tuvieron que lucharlos contra unos pegajosos Knicks a los que se midió, y venció, cuatro veces: 1991, 1992, 1993 y 1996. John Starks era el primero en enfrentarse a Jordan, el que salía a defenderle al perímetro, y cuando lograba superarle se topaba con un muro de músculo y brazos, con el puro hormigón defensivo que eran Oakley, Mason e Ewing. Sin la presencia de Jordan los Knicks alcanzaron dos finales (perdieron en 1994 contra los Rockets de Hakeem y en 1999 contra los Spurs de las Twin Towers), así que cabría imaginar que si el 23 no hubiera decidido volver estos habría logrado al menos un anillo.
Ya fuera de equipos completos, Jordan también tuvo que sufrir a varias «moscas cojoneras«. La primera de ellas, Charles Barkley. En los ochenta, cuando «El Gordo» jugaban en los Sixers, se midieron dos veces en las eliminatorias con dos victorias para los Bulls. Posteriormente se enfrentarían en las finales, en 1993, con Barkley liderando a los Suns y llegando a la final como MVP de la temporada regular, y con resultado de tercer anillo, tercer MVP de las finales y primera retirada para MJ. En 1996 se mediría en la final a los Sonics de un Gary Payton que pasaba por ser el el mayor «trash-talker» de la NBA, lo que tenía de clase lo tenía también de macarra y lenguaraz. En las finales de 1997 y 1998 «el cartero» Malone, uno de los mejores «cuatros» de la historia y también uno de los jugadores que más narices ha roto con sus codos, se convertía en el enemigo a batir y en el enésimo «unringed» por causas Jordanescas. Añadamos además que en la final de conferencia de 1998 se las vieron con los Pacers entrenados por Larry Bird y con Reggie Miller como estrella y rival de Jordan. Reggie había tenido ya en el pasado sus más y sus menos tanto con MJ como con los Bulls post-primera retirada (aquel humillante triple de Kukoc), y desde luego era el villano definitivo en la NBA, un jugador al que le encantaba sentir el odio de la afición rival.
Pero LeBron nunca ha tenido a un villano, cuando veías a los Heat o a los Cavaliers no tenías la sensación de que el rival era el eje del mal. Tal vez porque Jordan logró sus éxitos en la era más física de la NBA, cuando los dinosaurios dominaban la zona (pivots de la talla y tamaño de Ewing, Olajuwon, O’Neal, Robinson, Mutombo, Mourning o Sabonis), cuando para hacer un mate tenías que machacar sobre gente que sabías que serían Hall of Fame, mientras LeBron posteriza a Jason Terry y a John Lucas III. ¿Le han faltado rivales de talla a LeBron? Claro que no. Tuvo que sufrir la pegajosa tortura de defensores de élite como Kawhi Leonard o Iguodala. Tuvo que vérselas con tres de los mejores «cuatros» de la historia como Duncan, Garnett y Nowitzki. Se enfrentó el pasado año a dos jugadores que están haciendo evolucionar conceptos en el juego como Curry y Draymond Green. Derrotó a una de las mejores parejas ofensivas de la NBA en 2012: Westbrook y Durant, que por aquel entonces contaban con un futuro all-star como Harden como sexto hombre… pero ¿villanos? Si una anciana se cruzara con Mark Aguirre, Dennis Rodman o Karl Malone se cambiaría de acera. En cambio si se cruza con Kawhi, Curry o Duncan seguro que la ayudan a cruzar la calle. Porque los rivales de LeBron aunque no estén faltos de talento, carecen de mala baba, no son tíos duros y curtidos como aquellos contra los que se fajaba Jordan.
LeBron es un gran jugador, ha capitaneado a sus equipos a seis finales, cinco consecutivas, ganando 2 títulos. Seguramente este año logre la sexta consecutiva, y puede que un tercer anillo (aunque hasta el momento parecen más sólidos Spurs y Warriors), pero al final esto es como una película, las carreras de los jugadores tiene una narrativa hollywoodiense, y no puedes tener a un buen héroe sin un villano de lujo. Porque Batman no es Batman sin Joker, porque Reed Richards necesita medir su mente contra el Dr Doom, porque Superman necesita a Lex Luthor como Daredevil necesita a Kingpin… Jordan no estuvo falto de esos villanos, rudos y terribles. Y lo más parecido a un Joker que ha visto LeBron es a un chico tímido con cara de yerno ideal que te apuñala con triples de nueve metros mientras muestra una sonrisa que recuerda a Magic Johnson incluso más que sus pases sin mirar o sus crossovers imposibles.
Puestos a dar mis «galardones» propios:
Jugador del año: Stephen Curry
Jugadora del año: Elena Delle Donne
Europeo del Año: Paul Gasol
Sorpresa agradable: Adam Waczynski
Mayor promesa: Luka Doncic
Jugador más decepcionante: Roy Hibbert y Dwight Howard
Jugador más sobrepagado: Kobe Bryant en dura pugna con Joe Johnson
Mejor ojo para fichar: José Luis Mateo (Obradoiro)
Gestión deportiva más incompresible: Philadelphia Sixers
Entrenador del año: Brad Stevens
Parafraseando al difunto Montes, bienvenidos a este nuevo curso 2015-2016 en la NBA. Como este año ya no hay podcast, como los dos anteriores, vamos con un nuevo formato que ya estrené en el Eurobasket: las tweet-crónicas/tweet-análisis.
Empezamos con 15 preguntas:
1 Salud: Kobe, Rose ¿resistirán sanos todo el año?
Tras eso, vamos con cinco predicciones a lo loco. Ni yo mismo les doy mucho crédito, ya que todos sabemos que en la NBA las lesiones son un factor fundamental. Todo esto se basa en los análisis de la pretemporada:
En fin, ahora nos quedan 8 meses de competición para saber cuántas prediccioens he acertado y qué repuesta tendrán esas 15 preguntas. De momento sólo una cosa es segura: que vamos a volver a disfrutar del mejor baloncesto del planeta.
Ya lo comentaba en el primer artículo sobre el Eurobasket: puede ser el último de Dirk Nowitzki, de Pau Gasol y hasta de Tony Parker. Los tres mejores jugadores Europeos de estos primeros años del siglo XXI.
La prensa durante muchos años no ha sido justa con ellos, y siempre se les ha posicionado un escalón por debajo de las leyendas del basket europeo de los 80, en España concretamente por detrás de las dos que jugaron en el Real Madrid: Drazen Petrovic y Arvydas Sabonis. Ambos dos jugones, desde luego, dos estrellas legendarias, pero también dos jugadores cuyas carreras están marcadas por un «lo que podría haber sido». En el caso de Petrovic por su temprana muerte, y en el caso de Sabonis por las lesiones sufridas durante su momento álgido en los ochenta que le llevaron a llegar a la NBA tarde y con una movilidad limitada. ¿Habría dominado los tableros de la NBA Arvydas de haberse ido en el 89? ¿Habría sido Petrovic un fijo en los all-star de mediados de los 90 de no ser por el accidente que se lo llevó? Siempre quedará la duda.
Pero de lo que no hay duda, y parece que muchos quieren obviarlo, es del palmarés en la mejor liga del mundo de los tres jugadores que nos ocupan. Repasemos cómo está la cosa:
Dirk Nowitzki:MVP de la liga regular en 2007, campeón y MVP de las finales en 2011, 13 veces all-star, 12 nominaciones en alguno de los quintetos ideales de la temporada (4 de ellas en el primero). Ahora mismo es el séptimo jugador que más puntos ha anotado en la historia de la NBA.
Pau Gasol:Cinco veces all-star, cuatro veces en uno de los quintetos ideales, dos veces campeón de la NBA con los Lakers, novato del año y miembro del mejor quinteto de novatos en 2002.
Tony Parker:MVP de las finales de la NBA en 2007, cuatro veces campeón con los San Antonio Spurs, seis veces all-star y cuatro veces nominado en uno de los quintetos ideales.
Nowitzki y Parker, que han disputado toda su carrera fieles a sus franquicias en Texas tienen a estas alturas garantizada la retirada de su dorsal cuando se retiren. Yo creo que Pau se merecería que al menos los Lakers también lo hagan con su 16, por aquellas tres finales consecutivas, coronándose en dos, alcanzadas como escudero de Bryant y referente interior de aquel equipo. O en Memphis, a los que guió a sus primeros play-off (y donde seguramente luciría al lado de la de su hermano Marc, del que estoy seguro que acabarán retirando su camiseta los Grizzlies).
En cuanto a palmarés FIBA ahí es Pau Gasol quien se lleva la palma. Con la selección española absoluta se ha calzado 9 medallas (además de haber ganado varias con las categorías inferiores, entre ellas el Mundial Junior de 1999): oro en el Mundial 2006, platas en las olimpiadas de Pekín y Londres y dos oros, tres platas y un bronce en los Eurobasket. Y todavía nos queda saber de qué color será el noveno metal, en la final que se disputará hoy. Creo que podemos dar por hecha su nominación al quinteto ideal y el título de máximo anotador del torneo, y si España se hace con el oro lo más probable es que se lleve otro MVP. Mejor echad un ojo a su palmarés en la Wikipedia, que se me hace muy largo listarlo.
Si bien Parker no tiene un palmarés tan largo con su selección, tampoco es moco de pavo: Campeón de Europa sub-18 en el 2000, bronce en el Eurobasket 2005, plata en 2011 y oro en 2013, cuando también fue MVP. Este año se ha convertido en el máximo anotador de la historia de los Eurobasket.
Nowitzki es el que presenta un palmarés FIBA más corto: bronce en el mundial de Indianápolis 2002 y plata en el Eurobasket 2005. Por otra parte Pau y Parker tenían a su alrededor selecciones poderosas que les llevaron a ganar títulos, mientras que en el caso alemán era Nowitzki peleando solo, junto a un equipo voluntarioso pero de talento limitado. En 2005 fue MVP a pesar de que Alemania no ganó en Eurobasket. Si quieres saber el por qué mírate su exhibición de España en las semifinales (te la podría comparar con la de Pau ante francia en el presente Eurobasket). Este año superó a Galis como máximo anotador de la historia de los Eurobasket, pero a su vez fue superado por Tony Parker, quedando así como el segundo a nivel histórico.
Pau Gasol, el mejor jugador español de baloncesto de la historia. Tony Parker, el mejor francés. Dirk Nowitzki, el mejor alemán. Si gente como Schrempf, Kukoc, Sabonis, Marciulionis, Divac o Petrovic abrieron el camino a que los Europeos pudieran jugar en la NBA, estos tres demostraron que además un jugador europeo podía liderar a un equipo campeón. Como ya dije, este probablemente ha sido su último Eurobasket. Nos quedan un par de años para seguir disfrutando de su juego (puede que de Parker algo más), así que aprovechemos. Ball is life.
Lo twitteaba esta tarde: No podré ver el España-Alemania, una pena porque marcará el final de una era, ya sea la de Nowitzki o la de la generación Juniors de oro. Y es que este era el último Eurobasket de Dirk Nowitzki con la selección alemana. Tras el primer partido frente a Islandia di las claves que me hacían sospechar que la despedida no iba a ser todo lo gloriosa que merecería una leyenda de su calibre. Pero en todo caso, toca despedir a uno de los grande del baloncesto europeo de las últimas décadas con un aplauso y con jugadones en el recuerdo. Y todavía le disfrutaremos un año o dos más en la NBA, en esos Mavericks donde ha permanecido toda su carrera americana.
Acaban de terminar las finales de la ACB hace menos de una hora. Antes de que estas comenzaran lo hacían las de la NBA (no escribí nada al respecto, me lo guardaba para hoy). El resultado de ambas nos dejan muchos puntos en común. Así de primeras, hace un rato en mi cuenta de Facebook ponía mi análisis rápido de la final de la ACB:
+Laso ha entendido el basket a día de hoy: circulación de balón y ametrallar desde el triple (veamos últimos campeones NBA: Spurs y Warriors). Con un abuso del tiro de tres la solidez del juego interior es secundaria porque se genera mucho rebote largo. Un pivot atlético (como Slaughter), móvil (Felipe Reyes, Ayón) o incluso un tres jugando de cuatro (Nocioni) son más útiles en este sistema que los «cincos» de la vieja escuela (Pleiss, Tomic) porque el impacto del rebote ofensivo para conseguir segundas oportunidades de anotación se pierde. Dicen que es blando y que no manda en el vestuario, pero su estilo mantiene al grupo cohesionado.
+Pascual se ha perdido en su propio ego. Tras años de éxitos, como le pasó a Ettore Messina, se cree infalible. Castiga a Hezonja estúpidamente porque no quiere que salte a la NBA. Sigue limitando a sus jugadores porque Creus ficha perfiles que no se adaptan a lo que realmente necesita y a su vez él no quiere adaptar su juego a su plantilla. Tiene un cuatro que empezó su carrera como tres, Doellman, pero se empeña en hacerle jugar cerca del aro, de espaldas, como si fuera Lorbek. Hace cambios de balonmano menos con Pleiss, al que infrautiliza quemando a Tomic un montón de minutos en pista. Quiere que sus bases se encasillen en un juego mecánico y con esto les limita, sobre todo a Marcelinho que es de perfil anárquico. Satoransky se adapta mejor a su sistema, pero también parece estar desaprovechado. Al final han acabado dependiendo de un Navarro con 35 años y destrozado físicamente, que le salvó en la semi pero que no llegó a la final. Pascual sigue copiando el estilo de Obradović de principios de los dosmiles hasta cuando Obradović ya no juega así.
Una constante en la prensa baloncestística en los últimos años, pero sobre todo en este último, es hablar de la importancia del triple como arma ofensiva por ser más eficiente que los tiros de media distancia, que poco a poco han ido desapareciendo del juego. No hace mucho Gonzalo Vázquez no hablaba de esto en JotDown, y lo ha hecho durante todo el año Ramón Trecet también. Y el propio Trecet me daba la razón en Twitter cuando le comentaba que esta evolución ya la adelantó Don Nelson. Pero bueno, vayamos por partes.
Como ya dije en el comentario citado arriba «veamos a los dos últimos campeones de la NBA«. Los Spurs de 2014 desplegaron un juego coral y una circulación de balón como no se veía desde los Celtics de 1986, y uno de los puntos clave de ese equipo era la versatilidad de Boris Diaw, un «cuatro» que comenzó su carrera de «dos». Su capacidad para pasar el balón, su movilidad sobre la cancha… por una lado «ensancha» la pista para que los tiradores exteriores (Belinelli, Bonner, Green) puedan lanzar con mayor comodidad. Este hecho, junto a la mejora del juego en el tercer partido cuando entró fugazmente David Lee (si no le hubieran destrozado las lesiones ¿qué habrían sido capaces de hacer los Warriors este año?) es lo que parece que inspiró a uno de los asistentes de los Warriors esta temporada para convencer, primero a Luke Walton y luego a Steve Kerr, de que lo mejor sería prescindir de Bogut para buscar un mayor dinamismo. El riesgo, claro está, es el daño que pueda hacer Mozgov por dentro, pero asumen que los beneficios en la circulación de balón lo compensarán. Su análisis no puede ser más acertado: Mozgov se casca 28 puntos con unos porcentajes impecables bajo el aro en el cuarto partido, pero los Warriors se llevan la victoria. Consciente de esto Blatt intentará jugar a lo mismo dejando al ruso sentado la mayor parte del quinto partido, pero en ese juego los Warriors son los reyes. ¿Y si miramos el tercer partido de la final de la ACB?Tomic 29 puntos, con 14 de 15 en tiros de 2, pero cae ante un Madrid que firma 14 de 23 desde el triple, un 61%. Dato clave, a pesar de esa efectividad de Tomic, sólo ha recibido dos faltas, no consideran clave frenarle cerca del aro sino el no permitir triples al Barcelona.
Y hablemos de Don Nelson, que como ya he dicho, es el gran ganador. ¿Por qué?. Hagamos historia: Nelson llega a la NBA como jugador en 1962, tras haber sido dos años all-America en la universidad de Iowa. Ni en los Chicago Zephyrs ni en los Lakers triunfa, pero tras ser cortado por estos recala en los Celtics, donde se convertirá en un jugador importante saliendo desde el banquillo, ya que es un alero versátil que puede ser tanto un tres como un cuatro. Se retirará tras 14 temporadas en activo, cosechando con los Celtics 5 anillos siendo el «sexto hombre» del equipo. Justo tras retirarse como jugador, tras su quinto título, se convierte en General Manager y entrenador de los Milwaukee Bucks. Si bien, en una de esas «injusticias históricas» que tiene el basket, Nelson jamás lograría un anillo como entrenador (como también le pasó a otro genio de los banquillos NBA como fue Jerry Sloan) sí fue reconocido con tres títulos a Mejor Entrenador del Año (es el entrenador que más veces lo ha ganado), siendo campeón del mundo entrenando a la selección estadounidense en 1994 y en 2010 se convertiría en el entrenador con más victorias de la historia de la NBA, al conseguir 1335. Resumiendo en una frase: esto nos da una perspectiva de que el tío algo de basket sabe.
Su mecánica de tiros libres era peculiar, a una sola mano. A pesar de lo poco ortodoxo del tiro hizo un 76% a lo largo de su carrera
Allá por finales de los años 70 fue Nelson quien comenzó a desarrollar el concepto de point-forward: un alero capaz de subir el balón como si fuera un base. Esta idea surge, según cuenta la leyenda, cuando durante un partido Nelson se queda sin bases por las lesiones y decide que es mejor que el encargado de dirigir la pelota sea Marques Johnson (jugador que se autoadjudica haber acuñado el término) en lugar de tener que sacar al tercer base del equipo a dirigir. Los Celtics rápidamente adaptarán esa idea a su juego aprovechando las excepcionales cualidades técnicas de Larry Bird, y Phil Jackson lo practicará con éxito fusionado con el triángulo ofensivo de Tex Winter, tanto en los Bulls (con Jordan y Pippen repartiéndose las tareas de creación de juego ofensivo) como con los Lakers (donde Kobe Bryant capitalizará el juego).
A finales de los 80 Nelson dejará los Bucks, se tomará un año sabático y recalará en los Golden State Warriors tras el descanso. Allí se encontrará con una plantilla corta de talento en el juego interior pero sobrada en el exterior (Chris Mullin, Tim Hardaway, Sarunas Marciulionis y Mitch Richmond). La configuración de este equipo le llevará a jugar minutos prescindiendo de pivots, con dos aleros como interiores. También, aprovechando la presencia de un Ralph Sampson ya destrozado por las lesiones y del larguísimo Manute Bol, insistirá en intentar conseguir que los jugadores interiores lancen de tres (Sampson lo hacía con solvencia, pero las lesiones habían acabado con su carrera, y Bol intentó aprender pero no consiguió forjar una mecánica solvente), ya que según su análisis un triplista de esa estatura sería intaponable. Durante años consideraron que la idea del cuatro/cinco con capacidad para lanzar triples era una locura de Nelson (salvo contadas excepciones como Sampson hasta que el cuerpo dijo basta, Bill Laimbeer o los últimos años de Jack Sikma, no se había visto en la NBA), pero finalmente, en 1998, podrá relanzar con éxito su teoría. Ese año comienza su segunda temporada como entrenador y GM en Dallas Mavericks, tras un año de descanso y otro deportivamente bastante tumultuoso con los Knicks. En el draft de esa temporada, tras una astuta negociación, se hace con el número 8, un chaval alemán llamado Dirk Nowiztki, junto al que llegará el canadiense Steve Nash, a cambio del número 6, el orondo «Tractor» Traylor. Nelson dice que acaba de fichar al que va a ser el mejor jugador del mundo. Nadie le toma en serio. En 2007 le darán el MVP de la NBA, lo que a su vez daba la razón a Nelson. En Nowitzki el veterano entrenador ve lo que necesitaba en Golden State para confeccionar un equipo ganador: un jugador de 2,11 capaz de lanzar con solvencia de tres y de jugar tanto de frente como de espaldas. Es en esa época cuando leo una larga entrevista con él, allá por 2003, en la que insiste en varios conceptos: no hay que fijarse en los porcentajes de tiro tal cual, sino en el true shooting percentage, ya que da una muestra más adecuada de la efectividad de un tirador (y usa esta estadística para demostrar que Nash es el tirador más efectivo de la NBA) y que quiere volver a jugar sin pivot, pero esta vez no por necesidad como en los Warriors sino que configura una plantilla para ello (fichando a Antoine Walker, pero su bajísimo porcentaje en tiro de tres ese año, que no alcanza el 30%, limitará el concepto de Nelson). Su teoría es que para vencer a los Lakers del dominante O’Neal será el mejor sistema, ya que nadie (excepto el veterano Sabonis en el 2000) ha logrado limitar en ataque a Shaq, así que en lugar de frenarle quiere desgastarle en defensa haciéndole salir al tiro exterior para cansarlo. La estrategia parecía buena, pero a Cuban le da la locura impaciente, dice que los experimentos en casa y con gaseosa y al año siguiente le ficha a Dampier dejando marchar a Nash para hacerle hueco salarial (Cuban admitió años después que ese movimiento fue el peor de su carrera en cualquiera de sus empresas). Tras esto Nelson abandonará los Mavericks mediada la temporada 2004-2005 y volverá unos años a los Warriors, para retirarse en la temporada 2009-2010. En el Draft de 2009 recomendará a Larry Riley draftear a un base por el que nadie apuesta por su supuesta «flojera» muscular: Stephen Curry. Seis temporadas más tarde este ha sido el MVP de la NBA y ha capitaneado a los Warriors al anillo.
Veamos los equipos finalistas esta temporada en la NBA y cuántos conceptos del juego de Nelson están presentes en ambos:
Uso del triple como arma por ser una forma más eficient de anotar: Llevado al extremo por los Warriors, pero practicado también por los Cavaliers.
«Cuatro» tirador: Si bien en los Cavs no lo vimos por la lesión de Kevin Love en primera ronda, habría sido así de tenerle sano. En los Warriors esta figura la ha reprensentado Draymond Green
Jugar sin pivot: La clave de los Warriors para ganar el título, dando el vuelco en el cuarto partido. En el quinto lo intentará también los Cavs, jugando con Tristan Thompson de cinco y LeBron de cuatro.
Alero subiendo el balón: En Golden State no lo practican por tener un base de excepcional nivel como Curry, pero sí los Cavaliers que ya desde mediados de temporada se dieron cuenta de que el equipo funcionaba mejor si subía el balón LeBron que si lo hacía Irving. En la final, con el limitado Dellavedova, esto ya se llevó al extremo.
En cuanto a la ACB, el concepto de alero subiendo la bola no es tan habitual, pero la importancia del triple se refleja en un dato del tercer partido: El Barça tira 10 tiros más que el Madrid, y consigue 5 puntos menos. El triple (recordemos, Madrid firma un 61% hoy, Barcelona un 33%), esencial.
Así que puede que Nelson nunca ganara un anillo como entrenador, pero sus conceptos si lo hicieron en manos de otros. No sólo este año: los Spurs de Popovich la pasada campaña con Diaw como cuatro y Duncan como cinco capaz de abrirse y jugar de cara, los dos anillos de Spoelstra usando muchos minutos de pareja interior a LeBron/Bosh, los Mavs campeones en 2011 con cuatro tirador abierto (Nowitzki, el protegido de Nelson), los Lakers campeones en 2009 y 2010 prescindiendo del base a uso y dejando que el ataque lo dirija un escolta/alero como Kobe… aunque no todos apliquen el estilo de Nelson al 100% sí aplican algunas de sus teorías.
Llevaba tiempo sin escribir sobre baloncesto por aquello de que es el tema que menos visitas atrae al blog, pero me voy a permitir pisarle la frase a Kevin Durant, machacada en tantos Memes el año pasado, para rendir homenaje al merecido MVP de esta temporada.
Y es que no podría haber deseado un sucesor en el trono individual mejor para Kevin Durant. Si a Durantula, que este año por desgracia ha pasado un calvario de lesiones que nos ha impedido disfrutar de su juego, le definí durante el mundial de 2010 como «El perfecto arsenal de recursos ofensivos» a Curry en aquel campeonato le apodé «el mago». Venía de hacer un excelente año como rookie después de haber sido ninguneado en el draft del 2009 (número 7 tras dominar en la universidad de Davidson) y formó parte del joven equipo que arrebataría a España el trono mundial (posteriormente revalidaría en 2014 ese título). Curry en aquel momento era uno de los proyectos más excitantes de la NBA, pero un par de años después las alarmas se encendían: las lesiones le hacían perderse 40 partidos en el año del lockout, el mismo año en que el entonces MVP Derrick Rose se rompía por primera vez (y comenzaba el rosario de lesiones que han mermado a otro de los que prometían ser el futuro de la NBA).
Pero tuvimos suerte, y esos problemas han quedado en el pasado. Tras la salida de Monta Ellis del equipo su importancia creció y se hizo un sitio definitivo en el firmamento de la NBA.
Dicen que en el baloncesto todo se aprende, menos los centímetros. En el caso de Curry este es bueno en todo lo que puede aprenderse: maneja el balón como Jason «Chocolate Blanco» Williams, penetra a canasta con la decisión de Allen Iverson y tira casi como el mismísimo Drazen Petrovic. Un prodigio con talento natural, pero cuyo éxito final sólo puede alcanzarse a través de una compleja y metódica ética de trabajo. Curry no destroza aros como LeBron o Griffin (el número uno de su draft), pero encandila a todo el que ama el baloncesto con su creatividad y su genio, llevándonos a la memoria por momentos a genios como Magic Johnson o Pete Maravich.
Merecido premio por un año impresionante, dominando la liga regular y barriendo en primera ronda. ¿Estamos ante el inicio de la «era Curry» o será cosa de una sola temporada? El tiempo lo dirá, de momento todavía se están jugando los play-off, por lo que podemos seguir disfruntado del MVP. Así que si pasas cerca de San Francisco además de flores en tu cabeza llévate una camiseta de Steph.
Ya hacía tiempo que no escribía sobre baloncesto, pero hoy me sentía obligado a hacerlo. Acabo de ver como los Bulls caían contra los Clippers por 96-86. En principio puede parecer que no es nada grave, a fin de cuentas no es un tanteo exagerado y los Clippers son un equipo construído para buscar un anillo al que también, a principios de temporada, aspiraban los Bulls. Pero la estadística en este caso induce a error, la sensación que dieron los de Illinois fue muy mala, preocupante.
Y es que el partido se ha decidido en el último cuarto, al que ambos equipos llegaron empatados a 69 puntos. En este cuarto los Bulls mostraron una falta de ideas en ataque como hacía mucho que no veía. ¿Qué sistema usaron? Pues como en El Príncipe de Bel-Air:Balones a Will, que en este caso eran Balones a Nicola. Y es que estos Bulls que empezaron el año aspirando todo hoy durante un cuarto delegaron el total de su ataque en el novato montenegrino.
Ojo, no soy un hater de Mirotic, todo lo contrario. Como jugador para competiciones FIBA está en el escalón más alto y en su primer año en la NBA, en los partidos en los que le han dado minutos, se ha mostrado como un jugador con futuro en la mejor liga del mundo. Reconozco que su estilo de juego me planteaba una duda, ya que no le veía ni un tres ni un cuatro. Demasiado lento para defender a aleros, pocos kilos para jugar por dentro, pensaba yo. La misma duda que me planteaba Victor Claver (salvando las distancias, porque Claver no tiene ni los movimientos de espaldas al aro ni la muñeca desde media y larga distancia de Mirotic), pero nos ha demostrado que tiene su sitio jugando como cuatro abierto, y parece que, si la cosa va como debería, hará carrera allí.
Pero independientemente de lo dicho arriba, un equipo no puede aspirar a ser campeón centrando su anotación en el último cuarto sobre un novato. De los 17 puntos que firmaron los Bulls en el periodo definitivo 16 fueron de Nicola. Un solitario tiro libre convertido por Noah 1:14 del final fue la única aportación ofensiva del resto del equipo.
Ha sido una semana dura en la Ciudad del Viento, en la que está siendo una temporada decepcionante, no tanto en resultados pero sí en sensaciones. Tras recuperar la senda de la victoria antes del All Star parecía que el equipo empezaba a tomar forma, después de meses de problemas físicos y malos rollos en el vestuario que llevaron a hablar de la posible caída de Thibodeau. Y entonces llega la noticia temida, la enésima lesión de un Derrick Rose que parece condenado a unirse a Bill Walton y Grant Hill en la infausta lista de gente llamada a dominar la NBA aplastada por las lesiones. Y como las desgracias no llegan solas tras ese mazazo a las aspiraciones del equipo cae también lesionado Taj Gibson, y esta tarde el otro pilar del juego exterior, Jimmy Butler, se suma a la lista de bajas (queda pendiente saber por cuánto tiempo). Hay que añadir que Pau (que se había perdido el anterior partido por enfermedad) hizo su peor partido en ataque del año (imagino que si Gibson estuviera sano no habrían forzado y también habría descansado hoy), pero a pesar de eso ¿no había más opciones que acabar todas las jugadas en tiro de Mirotic? ¿el genio táctico de Thibodeau para plantear sistemas defensivos en cambio no da para más en ataque? ¿qué soluciones hay para Chicago? ¿Repescar a un Nate Robinson que parece renqueante?
Los Bulls comenzaron la temporada como principales favoritos en el este junto a los Cavaliers, pero ambos equipos no lograban coger el ritmo. A día de hoy, en cambio, los Cavaliers muestran una imagen más sólida que los Bulls por dos motivos: han asumido que Irving no sabe dirigir y dejan la subida del balón en manos de un LeBron que capitaliza un ataque extremadamente simple (aclarado para LeBron y ya decide él si ejecuta o asiste) y, por otra parte, la llegada de Mozgov (que continúa progresando año tras año) ha conferido al equipo solidez en defensa y mayor espacio a su ataque. Blatt no está luciendo su abanico táctico porque ha visto que entrenar en la NBA no es entrenar en el basket FIBA, pero se está adaptando y a día de hoy apuntan a una final de conferencia frente a Atlanta. En cambio los Bulls siguen sin arrancar, y el menisco de Rose amenaza con enterrarlos. Dicen que estará de vuelta para los play off, pero ¿en qué estado? Ya no físico ¿cómo estará psicológicamente Rose tras volver a romperse? ¿cómo está la psique colectiva del equipo?
En resumen ¿siguen siendo estos Bulls candidatos al anillo? Pues, hoy por hoy, no. El equipo sigue teniendo potencial para serlo, pero la cuestión es ¿puede Thibodeau hacer funcionar todas las piezas? Hasta el momento es lo que ha fallado, el funcionar como una única máquina.
A toro pasado todos somos Manolete, suele decirse. Pero hoy, mientras Trecet comentaba en su twitterlo absurdo que le parecía que Curry sólo hubiera sido un número 7 en el draft tras el juego desplegado en Davidson, quedando por encima de él otros tres bases, me decidí a hacer esa pequeña comprobación. ¿Cómo aprovechó la franquicia de Minneapolis el montón de elecciones altas de draft con el que contaron (cuatro en tres años)?
Resumamos:
2009: Escogen en el puesto número 5 a Ricky Rubio y en el 6 a Johnny Flynn ¿no te suena? Normal, sólo rindió bien en su año novato. Curiosamente eligen dos bases pero se dejan pasar a Stepehn Curry, a la postre número 7. También estaban disponibles dos jugadores que han sido all star en el este, como DeMar DeRozan (número 9) y Jrue Holiday (caería al 17). Y dos jugadores de explosión tardía, pero a día de hoy muy valiosos en la NBA: Jeff Teague (número 19) y el currante Taj Gibson (número 26).
2010: Con el número 4 eligen a Wesley Johnson. Cuentan además con un par de elecciones más de primera ronda, aunque por debajo del top 10, así que me centro en esta. Está claro que Wesley no ha mostrado nivel que justifique un top 5 del draft. ¿Qué se dejaron pasar? Por lo pronto en el número cinco Sacramento se llevó a uno de los grandes pivots de la NBA actual: DeMarcus Cousins. El siete fue para el «cuatro» Greg Monroe, el nueve para un gran point-forward como Gordon Hayward y el diez para el actualmente lesionado all star Paul George. Casi nada.
2011: Justo se llevan el número 2 en un año «flojillo». Claro que viendo los precedentes ya podría ser el draft del ’84, que ellos habrían pillado a Sam Bowie. En este caso con el número 2 escogieron a Derrick Williams. El repoker de elecciones en este draft habría estado entre Kemba Walker (número 9), Brandon Knight (número 8), Klay Thompson (número 11), el vigente MVP de las finales Kawhi Leonard (número 15) y el ágil pivot montenegrino Nikola Vučević (número 16). Aunque hasta un Alec Burks o un Enes Kanter habrían sido más productivos que Williams.
En su descargo habría que decir que se movieron bien el draft de 2008: Se hacen con O.J. Mayo al que traspasan directamente por Kevin Love, y además en segunda ronda (número 31) «roban» a un buen pivot como Nikola Peković. Pero tras eso, tres drafts seguidos de cagadas (sí, desde luego considero una cagada escoger a Ricky por encima de Curry, por mucho highlight en el que salga haciendo pases de codo).
Ante tales decisiones ¿fue descabellada la petición de traspaso de Kevin Love este verano (aunque le esté saliendo el tiro por la culata de momento, con el mal juego de los Cavs y sus problemas con Blatt)? ¿alguien que asprite a ganar algo permanecería en un equipo tras esta toma de decisiones? No olvidemos que durante la etapa Kevin Love jamás lograron entrar en Play Off, a pesar de haber tenido un equipo decente alguna temporada.