Ya hacía tiempo que no escribía sobre baloncesto, pero hoy me sentía obligado a hacerlo. Acabo de ver como los Bulls caían contra los Clippers por 96-86. En principio puede parecer que no es nada grave, a fin de cuentas no es un tanteo exagerado y los Clippers son un equipo construído para buscar un anillo al que también, a principios de temporada, aspiraban los Bulls. Pero la estadística en este caso induce a error, la sensación que dieron los de Illinois fue muy mala, preocupante.
Y es que el partido se ha decidido en el último cuarto, al que ambos equipos llegaron empatados a 69 puntos. En este cuarto los Bulls mostraron una falta de ideas en ataque como hacía mucho que no veía. ¿Qué sistema usaron? Pues como en El Príncipe de Bel-Air: Balones a Will, que en este caso eran Balones a Nicola. Y es que estos Bulls que empezaron el año aspirando todo hoy durante un cuarto delegaron el total de su ataque en el novato montenegrino.
Ojo, no soy un hater de Mirotic, todo lo contrario. Como jugador para competiciones FIBA está en el escalón más alto y en su primer año en la NBA, en los partidos en los que le han dado minutos, se ha mostrado como un jugador con futuro en la mejor liga del mundo. Reconozco que su estilo de juego me planteaba una duda, ya que no le veía ni un tres ni un cuatro. Demasiado lento para defender a aleros, pocos kilos para jugar por dentro, pensaba yo. La misma duda que me planteaba Victor Claver (salvando las distancias, porque Claver no tiene ni los movimientos de espaldas al aro ni la muñeca desde media y larga distancia de Mirotic), pero nos ha demostrado que tiene su sitio jugando como cuatro abierto, y parece que, si la cosa va como debería, hará carrera allí.
Pero independientemente de lo dicho arriba, un equipo no puede aspirar a ser campeón centrando su anotación en el último cuarto sobre un novato. De los 17 puntos que firmaron los Bulls en el periodo definitivo 16 fueron de Nicola. Un solitario tiro libre convertido por Noah 1:14 del final fue la única aportación ofensiva del resto del equipo.
Ha sido una semana dura en la Ciudad del Viento, en la que está siendo una temporada decepcionante, no tanto en resultados pero sí en sensaciones. Tras recuperar la senda de la victoria antes del All Star parecía que el equipo empezaba a tomar forma, después de meses de problemas físicos y malos rollos en el vestuario que llevaron a hablar de la posible caída de Thibodeau. Y entonces llega la noticia temida, la enésima lesión de un Derrick Rose que parece condenado a unirse a Bill Walton y Grant Hill en la infausta lista de gente llamada a dominar la NBA aplastada por las lesiones. Y como las desgracias no llegan solas tras ese mazazo a las aspiraciones del equipo cae también lesionado Taj Gibson, y esta tarde el otro pilar del juego exterior, Jimmy Butler, se suma a la lista de bajas (queda pendiente saber por cuánto tiempo). Hay que añadir que Pau (que se había perdido el anterior partido por enfermedad) hizo su peor partido en ataque del año (imagino que si Gibson estuviera sano no habrían forzado y también habría descansado hoy), pero a pesar de eso ¿no había más opciones que acabar todas las jugadas en tiro de Mirotic? ¿el genio táctico de Thibodeau para plantear sistemas defensivos en cambio no da para más en ataque? ¿qué soluciones hay para Chicago? ¿Repescar a un Nate Robinson que parece renqueante?
Los Bulls comenzaron la temporada como principales favoritos en el este junto a los Cavaliers, pero ambos equipos no lograban coger el ritmo. A día de hoy, en cambio, los Cavaliers muestran una imagen más sólida que los Bulls por dos motivos: han asumido que Irving no sabe dirigir y dejan la subida del balón en manos de un LeBron que capitaliza un ataque extremadamente simple (aclarado para LeBron y ya decide él si ejecuta o asiste) y, por otra parte, la llegada de Mozgov (que continúa progresando año tras año) ha conferido al equipo solidez en defensa y mayor espacio a su ataque. Blatt no está luciendo su abanico táctico porque ha visto que entrenar en la NBA no es entrenar en el basket FIBA, pero se está adaptando y a día de hoy apuntan a una final de conferencia frente a Atlanta. En cambio los Bulls siguen sin arrancar, y el menisco de Rose amenaza con enterrarlos. Dicen que estará de vuelta para los play off, pero ¿en qué estado? Ya no físico ¿cómo estará psicológicamente Rose tras volver a romperse? ¿cómo está la psique colectiva del equipo?
En resumen ¿siguen siendo estos Bulls candidatos al anillo? Pues, hoy por hoy, no. El equipo sigue teniendo potencial para serlo, pero la cuestión es ¿puede Thibodeau hacer funcionar todas las piezas? Hasta el momento es lo que ha fallado, el funcionar como una única máquina.