Sobre el absurdo Canon AEDE que el gobierno se sacó de la manga con su nueva ley de protección del negocio de los editores (aka Ley de Propiedad Intelectual) ya hablamos previamente en este blog, ya sea para buscar alternativas a la hora de seguir el baloncesto, bloquear a su prensa o informaros del parón del Podcast.
Una de las grandes dudas era cual sería la respuesta de la multinacional Google, una de las grandes afectadas si bien no la única ni la mayor (bastante peor panorama se le presenta por ejemplo a Menéame, que no tiene los ingresos multimillonarios de la empresa del buscador). Hoy, al fin, el gigante ha hablado. Y lo ha hecho sin dramas, simplemente cogiendo la puerta y marchándose a otro lado «¿me quieres cobrar? Pues chao, pescao». Y será la solución por la que optarán otros servicios agregadores de noticias, entre el estupor y el cachondeo de los medios de comunicación de medio planeta. Tal cachondeo que en menos de un día la propia AEDE ya empieza a pensárselo mejor.
Todos hemos dado por sentado que con este ley el gobierno sólo pretendía tirarle un hueso a sus perros para que ladren a su son bien contentos (no olvidemos con qué facilidad han logrado deponer a los directores de algunas de las principales cabeceras españoles), pero ¿hay algo más? Siempre he defendido que la batalla de la industria del copyright, más allá de ser una lucha económica, es una lucha por mantener el control sobre la distribución. Una lucha por controlar qué ves, qué escuchas, qué lees. ¿Este movimiento del gobierno español, además de darle un poder sobre los medios escritos como no se había visto desde los años de la censura y la dictadura, pretende también limitar el acceso a publicaciones alternativas? En un primer momento parece que no por la forma en que dicen que se va a aplicar, pero la ambigüedad de la propia norma podría permitirles, en un momento dado, cobrar también a las redes sociales como Facebook o Twitter, dificultando de esa forma el modo de distribuir información mediante ese boca-a-boca masivo que son esas redes.
¿Es esta teoría una conspiranoia pura y dura? Podría serlo, admito que mi desconfianza a veces roza el absurdo paranoide, pero también afirmo que he visto muchos casos en los que esa paranoia se tornaba triste realidad. Como ya digo, de momento han dicho que no tirarán por ahí, pero la ley dejaría abierta la puerta, y a saber qué podrían hacer en el futuro. Por otra parte, estas medidas suelen ser lo que se dice «poner puertas al campo».
Y ojo, el golpe a los agregadores de noticias y a las descargas es sólo una parte de esta ley, pero no olvidemos cómo puede golpear a Universidades y Bibliotecas. Por no repetirme enlazaré (que es lo que les jode… jejeje) a este artículo de Gizmodo donde comentan de qué formas nos afecta a todos esta ley. Una ley que, por otra parte, no respeta a los que queramos ofrecer nuestras publicaciones bajo una licencia libre ya que el cobro es, a priori, irrenunciable (parece que Wert ahora podría admitir una puerta a la negociación, pero tendría que hacerse con AEDE de intermediarios, y más pensado a arreglar el conflicto con Google que a respetar los derechos de los autores pro Copyleft… habrá que seguir con atención ese tema).