Un añito

Bueno, una entrada rápida, que estas semanas estoy ocupado y ha caído mi ritmo de publicación. Pero hoy tenía que escribir, estaba obligado. ¿Por qué? Porque hace un año que empecé con este WP. Con un mero «hola mundo» y la pretensión de hacer un blog sobre rock and roll. El por qué progresivamente se ha llenado de entras sobre informática supongo que tiene que ver con los meses de desempleo. Al final hay que dar salida al conocimiento por algún lado. Al final rock and roll, baloncesto, política, informática (tando sistemas como redes o desarrollo), cocktelería y paranoias varias. Al menos no se ha convertido en un blog de cocina (y me ha sobrevolado la cabeza subir recetas pero… tal vez en este segundo año).

Lo que desde luego nunca esperé es tener esta cantidad de visitas. De las primeras semanas, donde había días de 0 visitantes y donde 15 personas en un día eran un buen dato, a algunos miles de visitas mensuales la cosa se ha disparado en un año. De que sólo entrasen a consultar gente de mi entorno a través de facebook a recibir visitas de todos los países hispanohablantes.

En fin, primer añito de donnierock, con 171 entradas (esta hace la 172), algunas más exitosas que otras. Y con muchas visitas de varias partes del planeta. Un saludo a todos, gracias por leerme y espero poder seguir aportando cosas interesantes.

Starship Troopers: Sí, también voy a recomendar esta película.

Existen muchos motivos para ver Starship Troopers, una de las películas peor entendidas por las crítica y el público en general (además, le había dicho a mi colega Gaius Baltar que iba a reseñar esta película)

Starship Troopers ha recibido palos por todas partes: se dice que los actores son mediocres, cosa que no voy a discutir (excepto en el caso de Michael Ironside, que está como siempre porque siempre hace el mismo personaje, pero lo hace bastante bien), que no es fiel al libro (cosa que tampoco voy a discutir porque no lo he leído) y que se trata de una película de corte fascista. Eso último sí que voy a rebatirlo, o cuanto menos a analizarlo.

Durante mis años en la facultad de historia visioné varias películas de propaganda bélica (un género muy en boga durate los años de la Segunda Guerra Mundial) como «El triunfo de la voluntad», «Juana de Arco» (propaganda nazi), «Raza», «Sin novedad en el Alcázar» (propaganda franquista), «Alexander Nevsky» (propaganda soviética) o las siete películas de la serie «Why we fight» (propaganda  yankee). No son la clase de películas que suela recomendar, pero sí tienen un interés historiográfico bastante grande. El caso es que si uno ha visto este tipo de filmes puede ver como Paul Verhoeven utiliza muchas de las técnicas de esas películas (sobre todo de los documentales de la serie «Why we fight») en Starship Troopers. Su uso de la hipérbole y la ironía de forma cruda y exagerada, combinada con esos elementos propagandísticos, hacen de la película una curiosa sátira no sólo del cine propagandístico de la primera mitad del siglo XX, sino también de gran parte de las producciones de temática bélica/acción de los años 80 (algún día haré un análisis profundo de Rambo III). De hecho incluso sería profética y visionaria (la película es de 1998), a tenor tanto de videojuegos bélicos actuales (Black Ops, Battlefield 3) como de propaganda pro-belicista y alarmista en la televisión americana post 11-S .

Pero no sólo caricaturiza el cine y la televisión, equiparándolos con la propaganda, sino que incide en otros temas. El secuestro del lenguaje (los pacifistas antibelicistas son llamados por los medios «terroristas de paz»), el uso del miedo como forma de control social («el enemigo está en todas partes», «tú puedes combatirlo desde casa»), el disfraz de las ansias imperialistas como autodefensa (porque se pinta a los bichos como los malos, pero son los humanos los que están invadiendo su planeta) o las presiones de las empresas sobre los gobiernos para ir a la guerra. Todo eso rodeado de una estética con claras referencias al nazismo.

En palabras del propio Verhoeven «Juega con el fascismo y su imaginería para retratar a la sociedad norteamericana», queriendo mostrar que «la evolución natural de los Estados Unidos tras la segunda guerra mundial» y afirmando que «El miedo y la guerra nos convierten en fascistas».

Una basura, dicen muchos. Yo diría película visionaria que nos muestra que las diferencias entre las estrategias de los nazis y de muchas actuales «democracias» a veces se vuelven muy difusas.

Rehaciendo el curriculum…

Me acabo de hacer un perfil en LinkedIn. Creo que ya comenté hace unos días que ahora mismo me encuentro sin trabajo, y que dije que tan pronto empezara 2012 me ponía con todas mis fuerzas a buscarlo, ya sea aquí o en el extranjero (y la opción de «el extranjero» va ganando fuerza por momentos).

El caso es que al poner a mirar otros curriculums en LinkedIn me he quedado muy chafado, acojonado diría yo. Ya sabía que no tengo precisamente el curriculum de Richard Stallman pero… joder, es que ahí me sentía como un base japones rodeado por los pivots de la selección estadounidense. Miedo me daba ver los curriculums de algunos, tremendos, impresionantes, increíbles… y el mío, que pensé que era normalito pues caca de la vaca, claro.

Y entonces empecé a fijarme y dije «coño, a este lo conozco yo, y que yo sepa era becario, aunque por lo que pone aquí parece que él dirigía toda la fundación…», y seguí mirando algún otro «ei, este hace dos años hacía un ciclo medio… y aquí pone que es analista con cinco años de experiencia». Claro, luego les contratan en el extranjero y las empresas de fuera dicen «joder, que mal preparados vienen estos españoles». Dicen que España es el país con más trabajadores sobrecualificados (es decir, gente con trabajos que requieren menos titulación de la que tienen) de Europa, no lo niego, pero de lo que estoy seguro es de que es el país con los curriculums más inflados.

Así que me toca rehacer el curriculum, porque si no ¿cómo compito? Nah, a partir de ahora esto será lo que ponga:

Formación:

  • Doctorado en ciencias de la computación por la Universidad de Berkeley
  • Graduado en Ingeniería electrónica y Ciencias informáticas por el MIT
  •  Licenciado en Derecho, especialidad en derechos de autor, por la Universidad de Oxford

Idiomas:

  • Inglés: oral nativo, escrito excelente
  • Alemán: oral nativo, escrito excelente
  • Hebreo: oral nativo, escrito excelente
  • Árabe: oral nativo, escrito excelente
  • Chino: oral nativo, escrito excelente
  • Ruso: oral nativo, escrito excelente
  • Hindi: oral nativo, escrito muy bueno (se me resiste un poco todavía)

Experiencia:

  • Google Inc: CEO
  •  Nokia: Subdirector de producción
  • HTC: CEO
  • W3C Fundation: Director ejecutivo
  • Gobierno de España: Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación
  • ONU: Delegado especial para Oriente Medio

Nonimaciones y premios:

  • Tres premios pulitzer
  • Dos premios cervantes
  • Premio Nóbel de la Paz
  • Premio Nóbel de Economía
  • Premio Nóbel de Física
  • Premio Nóbel de Informática (creado expresamente para otorgármelo)
  • Oscar a los Mejores Efectos Especiales (por El señor de los Anillos)

Otros datos de interés:

  • Autor de la saga de novelas Harry Potter (firmadas con un pseudónimo)
  • Inventor del lenguaje de programación C#
  • Credor de HTML5
  • Fundador de Youtube, Facebook, Tumblr y Twitter
  • Doblador de Clint Eastwood en la TVG
  • Creador de la vacuna contra la viruela
  • Responsable de la caída de los servidores de RIM en otoño de 2011 (es que tenía el día gamberro)

 

Bueno, con esto creo que ya parece que tengo un curriculum normalito comparado con lo que he visto por ahí. En fin, todo el mundo miente «un poco» ¿no?. Las empresas ya se esperan que no todo sea verdad ¿no?

(Por si algún directivo de alguna multinacional lo lee, el curriculum es todo verdad, toooooodo, no pongo años porque soy muy olvidadizo y ya no me acuerdo cuando hice esas cosas, pero usted deme un sueldo millonario y blindado que ya verá, ya)

Las películas de mi adolescencia

Ayer me desafiaban a hacer un top ten de películas románticas. Supongo que era referente al género amoroso/comedia romántica, aunque yo entiendo el romanticismo desde un ángulo más… decimonónico. Y eso me lleva a pensar en las películas que marcaron mi adolescencia, esos filmes en los que uno se fija para intentar copiar poses, actitudes y frases en esa edad tan «complicada» donde se te empieza a poner el careto que, con suerte, llevarás puesto el resto de tu vida.

El abc del macarrismo cinematográfico, para mi (y para alguno más que compartió esa época) sin lugar a dudas fue «Salvaje» (The Wild One). A partir de ahí nos apoyábamos contra las paredes del instituto chasqueando los dedos e intentando parecer tan duros e impasibles como Marlon Brando y Lee Marvin. En su día me gané una buena hostia por soltar aquella frase que usa Brando: «Mi abuelo pega más fuerte», nadie dijo que intentar ser el más duro fuera fácil.

«¿A qué le temen?» «A la libertard». Una máxima en mi vida, y extraída de otro filme, también con motos curiosamente: Easy Rider. Es posible que llegara a verla 15 o 16 veces en un año. Papelones de Peter Fonda y Dennis Hopper como motoristas y de Jack Nicholson como borracho del pueblo, hasta Phil Spector hacía su aparición en la película. Increíble banda sonora con temazos de The Band, Steppenwolf o Jimi Hendrix, en una película de culto, con la escena final de sexo en un cementerio entre un baño de LSD que debería ser de obligado estudio en las escuelas de cine (puede que lo sea, hablo desde mi desconocimiento). Una película que es algo más que una road movie, es un reflejo de la condición humana, de cómo la normalidad es el refugio de los mediocres temerosos y mezquinos que no pueden soportar que una oveja se salga del redil.

No es una película de culto, no es un clásico del cine, pero me trae recuerdos imborrables :South Park, Bigger, Longer and Uncut (o, abreviando, la película de South Park).  Ahora que el humor cazurro y chabacano, cargado de ataques a famosos, es habitual en todas partes (Padre de Familia, Padre Made In USA, The Cleveland Show) puede que esta película no signifique mucho, pero en 1999 era rompedor e innovador. Y ese humor de culo, caca y «eres un hijo de puta» igual ahora ya no es tan efectivo, pero en aquella época me partía con South Park. De hecho consiguieron el Guiness a la película de animación con más insultos, en la canción Uncle Fucker dicen fuck 31 veces (debió ser una gran influencia para el macaco que berrea y sierra la guitarra en los Children of  Bodrio). Lo curioso es que estuvo nominada a un Oscar a mejor canción original por «Blame Canada». El momento «Tú no eres un judío» o cuando Stan encuentra el clítoris… todavía a día de hoy me arrancan una sonrisa. Si hasta se ve la cara de Kenny.

Y cerramos con Pulp Fiction. La primera vez que la vi fue en la TVG, en gallego, algo que le da un ángulo totalmente diferente a la película. Hablar de Pulp Fiction a estas alturas… no vale la  pena.  ¿Qué se puede decir ya de una de las películas más importantes de la historia y un clásico absoluto del cine independiente de los 90? Dejó una recua de frases para soltar en conversaciones varias y un nuevo icono sexual para mi: Uma Thurman como Mia Wallace. Raro es que no la vea al menos un par de veces al año.

 

Ahora junta esto con Judas Priest, Rainbow, Deep Purple, Motorhead, Monster Magnet, HP Lovecraft, Edgar Allan Poe, Drácula, Dennis Rodman y  Jim Morrison, mételo en el contexto de un pueblo pequeño gallego y explícate muchas cosas.

Metalhead cinema

Algún día llevaré a cabo el Metal City Weekeend. Es un proyecto que hace tiempo me ronda la cabeza y, ahora que estaré en el paro otra vez (espero que por poco tiempo) en un par de días puede que lo intente. Claro que en Compostela, con el Conde Droga de alcalde, vete tú a pedir dinero y apoyo para algo que tenga que ver con cultura y que no lleve asociado Lacoste y gomina…

El caso es que me estoy yendo por las ramas, que no era de eso de lo que quería hablar, sino de cine metalero, o rockanrolero si se prefiere, aunque en este caso tiene un perfil más metálico. Mi afición por consumir cine rockanrolero, ya sean documentales o películas, me ha llevado a ver unas cuantas en los últimos años. Como suele ser habitual, las más famosas no suelen ser las mejores: Rock Star, Casi Famosos, Metal: A headbanger’s Journey… no las verás aquí (obviamente Isi/Disi mucho menos).

  1. This is Spinal Tap: Te va a tocar leer o afinar tu nivel en inglés (bueno, con un nivel medio te enteras, medio de verdad no de currículo), porque creo que no existe doblada. Casi mejor, porque se suelen cargar los mejores chistes con los doblajes. Aparecida en la primera mitad de los 80, y dirigida por Rob Reiner (cuando hacía películas buenas, no como ahora), la película, a modo de “mockumentary” (falso documental, como la técnica que usan para narrar los capítulos de Modern Family) nos cuenta la historia de Spinal Tap, una ficticia y paródica banda formada por tres descerebrados que tuvieron su momento de éxito pero que empiezan a notar como su popularidad cae (antes de la película los mismos actores ya hacían de Spinal Tap en la televisión británica). La clave del fracaso no sólo está en la poca cabeza de los miembros, sino también en la mala suerte que les acompaña: baterías muertos de forma absurda constantemente, elementos escénicos accidentados, una novia mezcla de Sharon Osbourne con Yoko Ono, Paul Shortino encarnando al exitoso Duke Fame… y un manager de la vieja escuela que utiliza un palo de cricket para poner orden. Pégale un ojo y no me digas que no te partiste el culo con la escena del bajista en el aeropuerto.
  2. Lemmy, The Movie: Todo amante del rock and roll ha visto o leído historias de Lemmy. Muy punky para ser heavy, muy rockabilly para ser punky, muy heavy para estar bien visto por la crítica… pero ahí le tienes, puede que no sea el músico que más discos ha vendido, pero sí es uno de los más respetados de la historia. Pero ¿cuánto es cierto y cuánto es falso? Este documental nos acerca más a la figura del que probablemente sea el rockero más carismático y macarra que conserva la vida: alcohólico, ludópata (se pasa el día enganchado a videojuegos y tragaperras), coleccionista de artículos nazis (su casa parece un museo del Reich), padre orgulloso, promiscuo, defensor del speed frente a cualquier otra droga dura. Un tío que para tomarse las pastillas para la diabetes en lugar de agua utiliza Jack Daniels con cola. Dicen que una universidad quería hacer un estudio sobre Ozzy Osbourne para comprobar cómo había sobrevivido hasta ahora con tanto exceso… a la mierda Ozzy, deberían hacer el estudio sobre Lemmy, si hasta el propio Ozzy afirma que no entiende como el viejo “Lemm” ha aguantado tantos años sin reventar.
  3. The story of Anvil: Seguimos con documentales, y ese se adentra en la parte más dura del underground. Anvil, treinta años sobre los escenarios, fueron una banda influyente a principios de los 80 pero… se acabó. Empezaban a despegar y les cortaron las alas, tal vez la voz de Lips no fuera la adecuada para el éxito comercial, tal vez no tuvieron la mejor producción, ni el mejor manager, o les faltó cabeza, o fue la suerte lo que les traicionó. Puedes ver el documental y sacar tus propias conclusiones. El momento en el que “pierden el tren” (literalmente) en Murcia es una gran metáfora de su carrera. Muy buen documental sobre una banda que se ha ganado el status de leyenda del underground, con momentos que casi rozan el esperpento a lo Spinal Tap, pero con el agravante dramático de que en este caso es real.
  4. Still Crazy (Siempre locos): Amable comedia británica con una genial banda sonora sobre una banda de rock duro setentero que, tras más de dos décadas de retiro, decide volver a la actividad a mediados de los 90. “Si es cierto que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, entonces los baterías son de Plutón. A los demás les perseguía el pasado, a Wino le preocupaba que pudiera pillarle”. Una historia con un batería cincuentón que se comporta como un adolescente, un vocalista con delirios de grandeza y la cabeza ida por años de exceso (¿Ozzy Osbourne?), un teclista al que no le ha ido bien en sus negocios, un bajista reconvertido a techador, un guitarrista en el psiquiátrico (¿Peter Green?), un tour manager cabrón y una manager que no sabe si está más enamorada de su música o del recuerdo de su guitarrista. Una película sentimental, con momentos absurdos y final feliz que merece la pena disfrutar.
  5. The Decline  of  Western Civilization Vol II – The metal years: El verdadero documental referencial del heavy metal debería ser este. La única copia que conseguí fue una en vhs, grabada de una cadena local, doblada al sueco (¿por qué?) con subtítulos en inglés. Por lo que he oído, es posible conseguirla en versión original con los subtítulos en castellano porque algún colega mío la tiene. Pertenece a una serie de documentales, ya que hay otro sobre el punk y otro sobre el hardcore (al menos que yo sepa) y creo que fue reeditado no hace mucho. Momentos enormes como Chris Holmes borracho en su piscina tirándole una botella de vodka a su madre, Paul Stanley recibiendo a los entrevistadores en una cama rodeado de groupies, Ozzy cocinando sin ver ni qué coño está haciendo, Steven Tyler hablando de los millones que gastó en drogas en los 70 … basura de Sunset Boulevard en su más pura esencia, Los Ángeles en su momento creativo metalero (y excesivo) álgido.

 

  • Mención especial: El corto Heavy Metal Parking Lot, que no lo he citado como película por aquello de que es un corto. Cuando a mediados de los 80 la prensa americana se dedicaba a vender el mundo del heavy metal como un cocktail de drogas, violencia y delincuencia del que hay que mantener alejados a los jóvenes (luego se pondría de moda el rap y ya dejarían el tema para dedicarse a machacar a ese mundillo), dos jóvenes estudiantes de cine, que curiosamente no tenían ni idea sobre el mundillo metalero, se fueron a grabar los alrededores de un estadio en Seattle donde esa noche tocaban Judas Priest. Dado que su conocimiento del heavy metal venía de lo vendido por los medios de comunicación esperaban encontrarse atracos, intentos de violación, heroína… pero a lo que se encontraron fue a un montón de jóvenes compartiendo cervezas, echándose unas risas, escuchando música en sus coches… no es que precisamente fueran lo que la sociedad estadounidense llamaría “jóvenes ejemplares”, pero todo estaba muy alejado de la visión sórdida y manipulada de las medias. Bueno, cualquiera que haya estado “parkineando” antes de un concierto sabe cómo es esto (de hecho no puedo negar que para mi esas birras antes del bolo son una de mis partes favoritas del ritual de un buen bolo). Dave Grolh decía que acostumbraban a ver ese vídeo antes de cada concierto de Nirvana, y que creía haberse visto a si mismo en una toma. Un curioso documento que vale la pena ojear.

 

Las 5 mejores bandas sonoras rockeras

Antes de empezar este artículo, una aclaración: No estoy considerando bandas sonoras rockeras ni la música de musicales rockanroleros (como The Rocky Horror Picture Show), ni discos que luego han sido llevados al cine (como The Wall, Quadrophenia o Tommy). Me centro en recopilaciones de canciones que se han realizado para ambientar películas, ya sea con temas preexistentes o con canciones realizadas exclusivamente para el film.

Carátula de Heavy Metal

1- Heavy Metal (1981)

Heavy Metal fue una película de animación de 1981, producida en Canadá, basada en las historias de la popular revista de comics del mismo nombre. Algunos destacados colaboradores de la publicación colaboraron como dibujantes, diseñadores de personajes o guionistas. Se compone de varias historias cortas de fantasía, terror y ciencia ficción. Existe una segunda parte con una sola historia, “Heavy Metal 2000”, y se rumorea que diversa gentuza del Hollywood más mainstream quieren sacar un nuevo remake (claro, un remake de manos de gente como Zack Snyder, James Cameron, Gore Verbinski y David Fincher… ¿alguien se espera que pueda salir algo que mínimamente tenga que ver con el espíriuto del comic? Al menos puede que Jack Black, Kevin Eastman, Tim Miller y Guillermo del Toro logren hacer un fragmento apañadito que salve un poco la imágen) para 2012. Lo que desde luego no va a ser igual en la nueva versión será esa joya de banda sonora, que comenzaba con la versión original del tema Heavy Metal de Sammy Hagar y contenía joyas como Open Arms de Journey, The Mob Rules de Black Sabbath o Veteran of the Psychic Wars de Blue Öyster Cult, además de algunos temas menos conocidos pero igualmente tremendos como Heavy Metal (Taking a ride) de Don Felder, Queen Bee de Grand Funk Railrod o Prefabricated de los franceses Trust.

Curiosamente, el haber negociado mal los derechos de uso de las canciones hizo que la publicación en vídeo de la película y de la BSO en cd se demorara hasta mediados de los 90.

The Devil's Rejects Soundtrack

2-Los renegados del Diablo (2005)

La segunda película de Rob Zombie, la continuación de La Casa de los 1000 Cadáveres, continúa mostrándonos las desventuras de la familia Firefly. Con un reparto muy mitómano (Mamá Firefly era la rubia explosiva y dominante de Loca Academia de Policia, Otis fue Chop Top Sawyer en La Matanza de Texas 2 y el motero más duro que el granito no podía ser otro que Dany Trejo), con su más que deseable y excitante mujer con un papel estelar (Sheri Moon Zombie) y abandonando el género slasher para irse hacia una mezcla de road movie con película de acción, sin abandonar el aire a La Matanza de Texas que ya rodeaba a la original.

Parece que uno se esperaría una banda sonora a base de metal y punk industrial, viendo la carrera musical del señor RZ, pero en lugar de esto el polifacético señor Zombie nos presenta una buena selección de blues, country, rock sureño y setentero americano: La película empieza con el Midnight Rider de los Allman Brothers y termina con Freebird de Lynyrd Skynyrd, dos piedras angulares del southern rock. Por medio temazo tras temazo: Funk #49 de The James Gang, Rocky Mountain Way de Joe Walsh, I can’t Quit you baby de Otis Rush, Brave Awakening de Terry Reid o Satan’s Got To Get Along Without Me de Buck Owens & his Buckaroos.

Rock'N'Rolla Soundtrack

3.-Rock’n’Rolla (2008)

La película que nos devolvió al Guy Ritchie más macarra y divertido también nos trae una gran selección musical. Una nueva mezcla de thriller de mafiosos barriobajeros con comedia gamberra, continuando con el estilo que le definió en sus primeras obras: Lock&Stock y Snatch.

Muy orientada hacia el rock alternativo y de revival retro, tiene como pieza principal la tremendamente pegadiza I’m a man de Black Strobe, y nos presenta otros temas recordables como Dopylsia, de unos reformados Sektor Gaza para la ocasión, Rock&Roll Queen de The Subways (que además aparecen en la película tocándola), Bankrobber de The Clash (que parece escrita expresamente para la escena en la que sale), Have Love Will Travel versionada por The Sonics o The Gun, de Lou Reed.

Last Action Hero Soundtrack

4- El último Gran Héroe (1993)

La película no tiene perdón de Dios. La sacaron para aprovechar el tirón que tenía Schwarzenegger en ese momento tras el éxito de Terminator 2. Se gastaron un dineral en publicidad, lanzaron bulos a tutiplén, utilizaba un nuevo sistema de sonido creado por Sony que les dio multitud de problemas técnicos… al final se calcula que la película perdió 26 millones de dólares (el Goberneitor cobró 15 por su papel principal).

La banda sonora se mueve por lo más mainstream del metal y el rock alternativo de la época, incluyendo varios temas compuestos específicamente para la película como Big Gun de AC/DC (que tuvo hasta un videoclip), Angry Again de Megadeth, Real World de Queensryche (orquestada por Michael Kamen), Two Steps Behind de Deff Leppard, What the Hell Have I de Alice in Chains, Jack and the Ripper de Buckethead o Last Action Hero de Tesla. Además incluía una versión en directo y orquestada del Dream On de los Aerosmith, el Swim de los Fishbone, Poison my Eyes de Anthrax o Cock the Hammer de Cypress Hill. Desde luego mucho más aprovechable que la película.

Still Crazy Soundtrack

5.-Siempre locos (1998)

Emotiva comedia británica sobre una banda de rock de los años setenta que intenta reunirse para un revival a finales de los 90. Aunque no es una película muy conocida, estuvo nominada a dos globos de oro en 1999, y creo que se trata de un film muy disfrutable por todos los amantes del rock and roll (seguramente una persona menos metida en este mundillo no aprecie tanto ni el humor ni la parte sentimental de la película). En el reparto contaban además con dos actores con gran formación musical: Jimmy Nail, que interpreta al bajista/segunda voz Les y que además de su carrera como actor logró un cierto éxito a principios de los 90 en el Reino Unido con su tema Ain’t No Doubt (no muy rockero ciertamente, pero demuestra que al menos el tío sabe componer y tocar un instrumento), y que en la película mantiene una eterna pugna con Bill Nighy, que interpreta al vocalista pasado de vueltas Ray Simms y que en el pasado demostró sus virtudes vocales interpretando el papel principal en el musical El Fantasma de la Ópera.

Aunque la banda sonora presenta algún tema de otros artistas como el A woman like That de Bernie Mardsen (infravaloradísima la carrera en solitario de este hombre), lo verdaderamente interesante son los temas que se compusieron para la banda ficticia Strange Fruit, que son cantados por ambos actores/vocalistas antes citados. Estos fueron compuestos mayormente por Mick Jones (Foreigner), Chris Difford (Squeeze) con algunas colaboraciones. Es complicado quedarse con algún tema en concreto: La balada The Flame Still Burns, la pesada y uriaheepica (toma palabro) Scream Freedom, la rockanrolera All Over the World o la más americana Dirty Town. Una película que vale la pena ver y una banda sonora que vale la pena escuchar.

Viva el Doom!

No hay muchas empresas de videojuegos que liberen su software aunque haya pasado ya un tiempo desde que salió. En el caso de los juegos no creo que tengan que ser necesariamente software libre, dado que no me parece que aporten algo significativo al progreso humano tanto cultural como económico. Pero esto no quita que se agradezca que las compañías, de vez en cuando, liberen el código de sus juegos, o su motor gráfico. ID Software viene, desde hace un tiempo, haciendo esto, y gracias a la liberación de los motores de Quake (I,II y III), Wolfestein o, próximamente, de Doom III, podemos disfrutar de un buen número de shooters para Linux. De hecho el original Doom fue liberado en 1999.

Demonio araña
Arañita Arañita, yo no soy tu mosquita

A la hora de hablar de FPS, desde un punto de vista histórico, es imposible obviar la importancia de esta empresa tejana. Tal vez ID Software no sean los padres del género como tal (que nació a mediados de los 70, curiosamente muy orientados al modo multijugador como los actuales), pero sí lo son del FPS moderno y en 3D: Hovertank One, Catacombs 3D, Wofestein 3D, Herectic, Hexxen… los que fuimos jugadores en los 90 y todavía recordamos el tener que lanzar setup.bat en MS-DOS para configurar la gráfica y el sonido no podemos evitar sentir un cariño especial por esta empresa.

Pero por buenos que fueran aquellos juegos, en 1993 apareció el rey del género, el FPS que revolucionó el mundillo, el juego que devolvió la popularidad al género (perdida en los 80 frente a los beat ‘em up y los plataformas): Doom.

Me estáis jodiendo una resaca cojonuda

Estos días lo he estado recuperando, no la versión de PC sino la de Super Nintendo (explotando el zsnes), lo que me jode un pelín porque no puedo hacer la “trampa” (idkfa para tener todas las armas, armadura y munición e iddqd para activar el “modo dios”). Cierto que estos trucos le quitan la gracia del reto, pero una vez te lo has acabado “por lo legal” esto le da la gracia del “mata mata”.

Y es que el encanto de Doom está en que era un juego “en blanco y negro”. No, no tengo la gráfica mal configurada, mal pensados, sólo me refería a que en Doom no hay rehenes, no hay víctimas inocentes, no hay “fuego amigo”, en Doom todo lo que se mueve delante de tus narices es algo que va a intentar joderte, y también algo que tienes la obligación de cargarte.

Pura violencia descerebrante donde lo mejor, recordando aquella frase de Clint Eastwood, es tener “un pulso firme y mantener la calma”. Aunque el juego vaya a toda velocidad la clave está en escoger el arma adecuada y, con toda la parsimonia, ir disparando con buen criterio a los objetivos en orden de peligrosidad. Uno tras uno ir viendo caer a zombies y demonios varios como masas sanguinolentas, sin prisa, sin piedad, sin preocupación, como un lobo solitario que se recrea en su caza, y a la vez como una fiera acorralada, sintiendo el peligro a cada paso. Su alto nivel de violencia y su imaginería satánica hizo que Yahoo! Games lo incluyera en la lista de «Los 10 juegos más polémicos de la historia» y que estuviera prohibida su venta en Alemania hasta hace pocos meses (y la han permitido ahora porque consideran que es un producto cultural importante, al haber sido un juego pionero), incluso se culpó al juego de haber inspirado la Masacre de Columbine (yo he probado a jugar a Doom escuchando Mechanical Animals y Antichrist Superstar de Marilyn Manson, pero no he notado el tener más ansias asesinas de lo normal).

Y la historia hasta no era mala. Porque Doom tenía historia (al menos en el libreto de la versión para SNES venía una explicación): Encarnas a un militar rebelde en un futuro relativamente cercano (allá por el 2200), un soldado íntegro que se ganó su deportación a las lunas de Marte por agredir a un superior e ignorar la orden de disparar sobre civiles desarmados. Durante tu deportación marciana participas en el control de un experimento que trata de crear portales dimensionales entre ambas lunas. La cosa funciona hasta que repentinamente empiezan a aparecer demonios varios a través del portal. Por la radio, desde tu puesto de control, escuchas el ruido de la batalla, el crujir de huesos, el borbotear de la sangre, los gritos agónicos de tus compañeros, hasta que ya no se escuchan más que rugidos, sonidos ininteligibles e inhumanos. Ahí es cuando empieza el juego, cuando sales a jugarte la vida para huir del planeta y te encuentras con que tus antiguos compañeros ahora son zombies y que las bases están infestadas de criaturas infernales. Con un buen director al mando y unos guionistas serios la cosa podría haber acabado convirtiéndose en una digna mezcla de El Amanecer de los Muertos con Alien, pero los productores comerciales no tuvieron tanta visión y acabaron sacando adelante una aberración con The Rock como protagonista.

Doom II tenía hasta sitios donde hacer un picnic

El juego, además,  rompía el mito de “segundas partes nunca fueron buenas”; porque Doom II no sólo mejoraba en el aspecto gráfico, sino también en jugabilidad y cantidad de niveles, con una dificultad más progresiva, pero dejando intacta toda esa diversión sanguinolenta. Doom III ya me pilló en una época menos jugona y sólo lo probé en modo multijugador, y parece ser que están preparando un Doom IV.

Liberar el código permite cosas como esta

Después de Doom II llegó Quake, planteando una nueva revolución al ser el primer shooter con gráficos poligonales. Con el tiempo, y la aparición de Half Life, Unreal, Call of Duty, Counter Strike, Team Fortress… el género evolucionó en varias ramas, ya sea hacia más realismo, hacia el juego cooperativo o hacia una acción más vertiginosa y veloz. Pero una generación entera seguiría refiriéndose durante años a los FPS como juegos “tipo Doom”. Así que le robo la frase a Rajoy para adaptarla un poco: “Viva el Doom”.

Juegos para Linux

Bueno, esto viene a raíz de otro artículo que acabo de leer en Aerilon (a cargo del señor Gaius Baltar).  Una de las cuatro críticas que más les oigo a la gente antilinux es «no hay juegos para Linux» (en muchos casos eso lo he oído de usuarios de Apple… que manda huevos). Pues aparte de que con Wine se pueden instalar una gran cantidad de juegos de Windows en tu Linux, existen cada vez más juegos para Linux, y cada vez de más calidad (la gran mayoría pensados para multijugador).

En este enlace podéis leer el artículo original de Aerilon que, además, incluye instrucciones para la instalación. A los ahí citados yo recomendaría estos dos:

Age of Conquest III: Una viciosa adaptación del clásico RISK para linux en contexto medieavl, de esos que te enganchan cosa mala al equipo durante horas.  La suscripción anual a la versión online cuesta menos de 20 dólares y creo recordar que permite partidas de unos 50 jugadores a la vez (puede que más en las últimas versiones). Además, suelen montarse torneos bastante bien remunerados.

Warsow: Un shooter con estética de tebeo bastante curioso. Este tengo pendiente el probarlo, pero parece bastante divertido, como podéis ver en el vídeo que pongo más abajo. Podéis descargarlo en este enlace

http://www.youtube.com/watch?v=H8tQLKxLc2Q

Y para los amantes de los juegos clásicos, como yo, casi todos los emuladores que te encuentras para PC están disponibles para linux (Genesis, SCUMM, zsnes, M.A.M.E.) por lo que no hay excusa para no echar unos vicios en tu SO Libre.

Cowboy Bebop

No soy un fanático del anime. No es que sea anti-anime, pero no me trago cualquier cosa sólo porque esté firmada por un japonés. Tanto con los comics como con la animación suelo ver lo que me ha convencido, independientemente de su nacionalidad. Digo esto porque he conocido a mucho friki capaz de recomendarte hasta Sailor Moon si se tercia (o alguna aberración por el estilo), pero no es mi caso.

Cowboy Bebop es una serie japonesa de animación nacida a finales de 90, que combina acción, aventuras, ci-fi y hasta cine negro. Está ambientada en un futuro (año 2071) donde los viajes espaciales se han vuelto algo común, los humanos han colonizado y terraformado varios planetas y lunas y la Tierra definitivamente se ha ido al guano, siendo un yermo desierto bombardeado a diario por asteroides. En este contexto sobreviven Spike Spiegel, un antiguo sicario de la mafia experto en artes marciales, y Jet Black, un ex policía que dejó el cuerpo por los excesos de corrupción del mismo, ganándose la vida como cazarrecompensas recorriendo el universo en su nave, llamada Bebop. Conforme avanza la serie se unirán a la tripulación Strut (un perro superinteligente alterado genéticamente en un laboratorio, y cuyo nombre en la versión original es Ein), Faye Valentine (una hermosa y egoísta cazadora de recompensas y jugadora gitana) y Eduardo Radical (a pesar de su nombre es una chica de trece años hiperactiva, superinteligente y con unos enormes conocimientos de hacking).

Una de las cosas interesantes de esta serie es que no es demasiada larga, estando formada por 26 capítulos, los cuales son en su mayoría autoconclusivos (hay un par en los que la historia está en dos partes) pero que al verlos en conjunto conforman una historia totalmente enlazada y coherente (un poco como cuando ves las primeras temporadas de futurama enteras). Mediante flashbacks se nos dan datos del pasado de los personajes y mediante subtramas se crea una continuidad entre todos.

Grandes puntos a favor:  Primero la banda sonora, sublime, exquisita, a cargo de The Seatbelts, con temas de jazz, blues, bebop, scat, country, hip-hop, rock, heavy metal… una banda de tremenda versatilidad que grabó toda la producción musical de la serie (recogida en varios discos). Luego los títulos de los capítulos, ya que la mayoría hacen referencia a canciones de blues y rock and roll («Wild Horses», «Hard Luck Woman», «Black Dog», «Sympathy for the devil»…), de hecho la película se llama originalmente Cowboy Bebop: Knocking on Heaven’s Door, aunque la productora en algunos países lo abrevió por cuestiones de derechos de autor. En tercer lugar la narrativa visual, con escenas en algunos capítulos que son pura poesía (el final del capítulo 5, «Ballad of Fallen Angels», es simplemente impresionante) y en cuarto por los guiones, con buenas dosis de acción pero sin renunciar a un planteamiento inteligente.

Personajes carismáticos, mujeres fatales, mafiosos interestelares… una gran serie. Para mi gusto la mejor serie de anime no humorístico (aunque también tiene sus escenas hilarantes, sobre  todo cuando andan todos famélicos)

El regreso de los Tomates Asesinos: motivos para verla (o revisualizarla)

El Ataque de los Tomates Asesinos” es un clásico de la serie B. Una parodia en clave de humor absurdo de las películas de terror sobre invasiones masivas de animales. Cuando yo era crío recuerdo que en TVE se emitía una serie de animación inspirada por esta saga de películas.

La saga tiene cuatro partes, aparte de la antes citada: “El regreso de los Tomates Asesinos”, “Los Tomates Asesinos atacan de nuevo” y “Los tomates asesinos se comen Francia”. Estas dos últimas, por cierto, bastante infames. No es que las dos primeras sean lo que se suele llamar “un clásico del cine”, pero desde luego son dos películas que dan lo que prometen (el que quiera una superproducción comercial o una sesuda obra intelectual creo que por el título ya se da cuenta de que no es lo que se va a encontrar).

Yo, personalmente, me quedo con “El regreso de los tomates Asesinos”. Ya desde la intro, con el gag de “Bienvenidos a la película de un dólar” al estilo de tv-movie cutre de canal local yankee, queda claro que la película no tiene más pretensión que ser una parodia, no sólo del cine de terror sino hasta de la propia primera parte de la saga. Incluso repiten el gag de “Dios mío, pero si es Adolf Hitler”, adpatándolo a la época con un “Dios mío, pero si es Muamar El-Gadafi”, para introducir a Sam Smith, el maestro del disfraz.

Además de recuperar a los personajes carismáticos de la primera entrega, esta película nos presenta a TP (tomate peludo, la versión tomate-mutante de Lassie), un entrañable personaje que desearás llevarte a casa (sobre todo al ver el final). Esta vez el plan maléfico del doctor malvado consiste en convertir a los tomates en musculados soldados con los que dominar el mundo, y alrededor de eso tenemos una historia de amor entre el sobrino del héroe de la primera parte con una hermosa chica-tomate.

La película, sin ser una obra maestra, tiene unos cuantos gags absurdos con los que partirte un rato. El personaje de adolescente salido que interpreta un poco reconocible George Clooney (que aquí todavía no tenía el aspecto de “madurito interesante” que tanto gusta sus fans femeninas sino más bien de “fan de AC/DC con un Chevrolet El Camino”) da bastante juego, y gags como el de “Chicas de grandes pechos que van a la playa y se quitan sus tops”, el del sindicato de actores, el de la publicidad, la pelea en el bar (la pelea del bar más absurda del cine junto con la de Hot Shots) o el de la jukebox-transformador de tomates (con personajes conocidos de la época) van bien metidos y te harán partirte de risa. Por cierto, por si no la has visto y decides hacerlo, haz caso a la vieja (sabrás de qué hablo cuando llegue) porque hay sorpresa en los créditos.

En líneas globales la narración de la película es fluída, y aunque por momentos se puede hacer un poco pesada, los gags están bien repartidos para arrancarte una sonrisa cuando puede parecer que la cosa se alarga. La fotografía y los escenarios pretendidamente cutres (ya he dicho que la película lo parodia todo, hasta a si misma) y la música tópicamente ochentera a base de sintetizador le dan a todo un halo entrañable que te sacará una cálida sonrisa.

En la historia de la comedia hay películas como “Un, dos, tres” de Billy Wylder, “La vida de Bryan” de los Monty Phyton, “Sopa de Ganso” de los Marx, “Bananas” de Woody Allen, “El Gran Lebowsky” de los Cohen o “Teléfono Rojo: Volamos hacia Moscú” de Stanley Kubrick, con sus nombres grabados en letras doradas como grandes clásicos del género. Desde luego “El regreso de los tomates asesinos” no está entre ellas, pero es una opción cojonuda para ver con los colegas o con tu pareja en una noche lluviosa, acompañada de una Pepsi y un Crunch (si no lo has entendido… lo entenderás).

Y si la vas a ver con tu novia ten cuidado, podría enamorarse de TP para siempre.