Vamos con una banda muy querida en este blog, ya ha aparecido varias veces por aquí: The Black Wizards. Recién salido está su último trabajo What the Fuzz! (publicado el 1 de septiembre) y la gira de presentación está al caer (podremos disfrutar de su directo en Compostela el próximo día 14, junto a sus compatriotas Vircator).
Cuando les vi tocando en la piscina en el Sonic Blast 2015 ya os lo dije, banda a seguir. Unos meses después llegaba Lake of Fire, que reseñamos en esta sección y que fue uno de los primeros discos de El Bandcamp de la Quincena. Ahora encaramos el segundo álbum de la banda, cruzamos de nuevo el Miño para disfrutar de otra buena dosis de rock a cargo de una de las bandas más excitantes y con mayor proyección del panorama peninsular.
El grupo no se estanca y sigue evolucionando, ganando colorido. Más conciertos, más hora sobre el escenario, más discos escuchados, más música asimilada en sus cabezas y añadida a su sonido. Cambian lo bastante para no repetirse pero lo justo para no dejar de ser ellos, y en What the Fuzz! se muestran menos protometaleros y más blueseros, más psicodélicos, más retro, menos Black Sabbath y más Ten Years After, menos Pentagram y más Cream, menos Deep Purple y más The Jimi Hendrix Experience. Un disco que ha salido redondo a todos los niveles: composición, producción y hasta es notable en el trabajo gráfico de João Maio Pinto, que se ha currado un artwork impresionante.
Tras una intro caótica nos vemos ante una pieza pesada y psicodélica como Freaks and Geeks, una canción de 8 minutos con mucha jam para abrir el disco… y a los dos minutos de tema ya te estás dando cuenta del calibre como guitarristas de Joana Brito y Paulo Ferreira, de como van añadiendo preciosos arreglos sobre el denso riff principal. Ya os decía antes que han asimilado mucha música desde su anterior trabajo y la han incorporado: Floating Blues comienza haciendo honor a su nombre, comienza flotando con aromas de Asia, de la India, para luego echarse en brazos de la herencia de T-Bone Walker y posteriormente azotarnos un latigazo eléctrico digno de los buenos tiempos de Clapton. Just Not Today, una pieza de dos minutos en un disco donde el resto de temas no bajan de los 7, nos transporta a Nashville con sus aires de viejo folk estadounidense y nos hace la transición hacia uno de los temas que fueron adelanto del disco: Build your home, un tema que a pesar de ser una pieza de rock pesado me ha recordado también a viejos trabajos de Bob Dylan en la forma en que Joana Brito construye la melodía vocal. Y es que la voz de Joana en este trabajo cambia bastante respecto al primero, con más reverberación, con líneas vocales más sutiles, más suaves, tirando menos de fuerza bruta rockera que en el Lake of Fire y más de elegancia, en consonancia con un disco también más pausado que su predecesor y con pasajes instrumentales más largos. Y tras ese tema llega I don’t Wanna Die, que seguramente sea el tema más pegadizo y asequible del disco, un tema que pincharía en cualquier garito o radio sin miedo porque tengo claro que hará mover los pies y la cabeza del público.
Hemos hablado del excelente trabajo de guitarras, de la evolución de la voz, ¿y la base rítmica? Impecable. Ya sabéis que yo soy bajista, pues desde aquí declaro sinceramente que envidio a João Mendes. Le envidio porque toca mejor que yo, su calibre en las cuatro cuerdas queda sobradamente demostrado en todo el disco, y le envidio porque tocar junto a una batería como Helena Peixoto tiene que ser una verdadera gozada. Escucha el inicio de Floating Blues, fíjate bien en la batería en I don’t Wanna Die y, sobre todo, disfruta de su groove en Fire… ese ritmillo tiene que ir en los genes. Si me dicen que está tocando Carmine Appice o Ian Paice me lo creo, esta chica tiene un talento de clase mundial y del anterior disco a este parece haber pegado un tremendo salto.
Cierran el disco con una pieza de 16 minutos, Everything is Good Until Trouble Comes, una demostración elaborada y épica de la capacidad del grupo, añadiendo órgano y coros para glorificar más todavía la composición.
What the Fuzz! hoy por hoy marca el pináculo de la producción de The Black Wizards, es un paso adelante, una nueva piedra sobre la que seguir edificando su carrera ¿dónde está el techo ahora para esta banda? ¿qué cotas pueden alcanzar en una futura entrega? Preguntas que esperamos tengan respuesta y que podamos tener la suerte de disfrutar muchos años de esta banda. De momento lo que sí haremos será gozar con este disco excepcional de estos portugueses y de su directo cada vez que nos sea posible.