Traidor en el Infierno

Aunque el título parezca una referencia a Mariano Rajoy no voy a hablar del que nos ha tocado por presidente/marioneta del Bundesbank. Aunque de Bündesbank hay algo, porque esta excepcional película de Billie Wilder está ambientada en un campo de prisioneros de la Alemania nazi.

Pero no nos adelantemos. Mi idilio con esta película comienza de casualidad una noche de jueves, mientras cenaba con la idea de bajar a tomar unas copas. Comenzaron a ponerla en Paramount Channel y comencé a verla, aunque me fui de casa sin ver el final (había quedado, el tiempo apremiaba). Como la susodicha cadena tiene por costumbre repetir la película varias veces, otro día acabé cogiéndola empezada, pero pude ver el final. A la tercera fue la vencida y en esa ocasión logré verla completa, de principio a fin… y desde aquella tres veces más, la última esta semana, que me pilló despierto a altas horas después de estar chapando un rato lo del curso del DNIe (hay que decir que la suelo ver además porque a esas horas no ponen nada mejor).

Metiéndonos ya en el terreno más técnico esta película en blanco y negro,originalmente titualada Stalag 17, data de 1953, recibió 3 nominaciones a los Oscar y se llevó uno (William Holden, mejor actor).  Se trata de una película con un guión sublime e inteligente, como toda buena obra de Wilder, sin cabos sueltos y sin insultar al espectador. Una película que mezcla el drama, la comedia y el suspense.

En un campo de prisioneros de guerra alemán, durante las navidades de 1943, comienza la historia con dos soldados, Manfredd y Johnson, que intentan fugarse infructuosamente. Su muerte aviva la teoría de que en el barracón cuatro del campo de prisioneros 17 hay un traidor. Esta sospecha sirve como excusa para mostrarnos la vida de los soldados encerrados, el cómo intentan burlar a sus centinelas captores, el como intentan mantenerse animados a base de bromas para no derrumbarse, para soportar la comida repugnante, la suciedad, los castigos arbitrarios… En cuanto al traidor todas las sospechas caen sobre Sefton, un sargento cínico y flemático que se dedica a comerciar con los centinelas del campo para darse una vida más cómoda. Él será quien tenga que buscar al verdadero culpable para exculparse y salvar su vida, el presunto villano que se convierte en ¿héroe?… antihéroe más bien. 

Muchas críticas recibió esta película por el uso de desahogos cómicos de Wilder, tildando de frívola su visión de la guerra (aunque parte de su familia muriera en Auswitzch), si bien yo creo que lo que Wilder busca es por un lado reivindicar el humor como vía de escape ante una situación extrema y, por otra parte, dar al espectador momentos de relajación en una trama verdaderamente tensa. Mientras muchos pedantes cuentan historias banales con enorme trascendencia, Wilder cuenta historias trascendentes de una forma relajada. Tal vez no sea tan conocida como Testigo de Cargo, El Apartamento o Un, dos, tres pero sin duda está al nivel de la leyenda del genio. No te la pierdas, vale la pena disfrutarla, una película esencial.

Cinco géneros, cinco películas (Vol VI, the spanish chapter)

Ya os lo advertí, puede que haya Vol VI, pero tendrá un matiz… y el matiz es que el volumen VI está dedicado a 5 películas españolas (bueno, o por lo menos de producción española)

  • ¿Quién puede matar a un niño (terror): Basada en la novela El juego de los niños de Juan José Plans, fue dirigida y guioniazada por Narciso Ibáñez Serrador (sí, el del Un, dos, tres) en un homenaje a El Pueblo de los Malditos, a los relatos de la saga de Innsmouth de HP Lovecraft y al cine de Hitchcock en general. Nos cuenta la historia de un matrimonio inglés que llega de vacaciones a una isla paradisíaca en el Mediterráneo, un pequeño pueblo de pescadores cerca de las Baleares. De repente en la isla algo parece muy raro, los niños de la misma y, poco a poco, la locura se desata. Excelente y tensa película de terror de 1976, en la que estuvo a punto de participar Anthony Hopkins, quien finalmente no pudo por otros compromisos contractuales.
  • Bienvenido, Mr Marshall (comedia): Sátira costumbrista de la mano de Berlanga, filmada en 1953 y que logró un enorme impacto en el festival de Cannes. Con Pepe Isbert y Manolo Morán como personajes principales, Bienvenido, Mr Marshall pretende retratar los tópicos del rural español de la época: el acalde sordo y anticuado, la profesora poco cualificada, el cura metomentodo, las fuerzas vivas (caciques varios), las ambiciones del pueblo (mayormente gente de la agricultura).La llegada del Plan Marshall revoluciona toda la comarca, y vemos como intentan no perder el tren del progreso rodeados por la chapuza y la caspa tan made in Spain. Obra maestra imprescindible del cine español, finamente hilada para pasar la censura y cuyo plano final, con la bandera estadounidense hundiéndose en la acacia, levantó ampoyas entre algunos actores americanos en el festival de Cannes.
  • El laberinto del fauno (fantasía): Co producción hispanomexicana de 2006, cuando logró estar nominada al Oscar en cinco categorías y se llevó tres (mejor maquillaje, mejor fotografía y mejor dirección artística). A esto hay que sumar una nominación a mejor película extranjera en los Globos de Oro, tres premios BAFTA (de un total de 8 nominaciones), 9 premios Ariel (otorgados por la academia de cine mexicana) y 6 premios Goya (de 12 nominaciones). Tras el guión y la dirección el genial director mexicano Guillermo del Toro, el cual suele hacer sus mejores trabajos en producciones independientes en España y Latinoamérica que cuando se pone a las órdenes de las productoras de Hollywood. La película es un cuento de hadas ambientado en el pirineo aragonés de la posguerra, donde un capitán del régimen está dando caza y captura a los maquis que todavía resisten en la región. Allí llega una niña fantasiosa y amante de los cuentos con su madre, viuda casada en segundas nupcias con el nombrado capitán, que verá como la fantasía se mezcla con la brutalidad de la realidad ¿evasión para huir del presente cruel o magia? Corresponde al espectador juzgar, en esta maravillosa película que forma parte de una trilogía, comenzada en El espinazo del diablo y todavía no conclusa.
  • Airbag (narco comedia): Dirigida por Juanma Bajo Ulloa, se trata de su primera narco comedia, género que reivindica haber inventado. Aunque todo el mundo crea que Torrente fue la primera película española en estar llena de cameos de famosos, Airbag llegó un año antes, y contaba con apariciones de gente como el cocinero Karlos Arguiñano o de bandas como Def Con Dos y Barricada en pequeños papeles. Se trata de una Road Movie donde un grupo de amigos recorren todos los prostíbulos de la cornisa cantábrica en busca del anillo de boda de uno de ellos, sin saber que su coche está lleno de cocaína. Humor gamberro y cafre con un Manquiña inolvidable en su papel del sicario Pazos. El conceto es el conceto.
  • La cabina (cortometraje): Ok, un corto es más un formato que un género, pero no podía dejar fuera La Cabina. Premiado cortometraje de Antonio Mercero, donde Garci colaboró como guionista adaptando… un relato de Juan José Plans (sí, como en el caso de ¿Quién puede matar a un niño?). Magistralmente dirigido, logra crear una atmósfera agobiante, desesperante, con un José Luis López Vázquez pletórico (demostrando ser un actor de talla, aunque muchos quieran relegarle a un mero persiguesuecas) y enraizando con obras como La Metamorfosis, de Franz Kafka. En 37 minutos logran un cruce de terror y surrealismo digno del mayor de los elogios. Pieza fundamental para cualquier cinéfilo y cinéfago.

Y con esto, ahora se acaba. Podría hacer un segundo volumen de cine español, con clásicos como Amanece que no es poco, Arrebato, Los lunes al sol, Celda 211, Gritos en la Noche, Pánico en el Transiveriano, Viridiana… En fin, basta con nombrarlas, siempre puedes buscarte la vida para visualizarlas. Con esto, ahora sí, ciclo finiquitado. Espero que te haya valido para conocer alguna película que desconocías y disfrutarla.

Cinco géneros, cinco películas (vol V)

Volumen final… o tal vez no, puede haber un sexto pero… lo decidiré cuando acabe de escribir este, que ya estoy con ganas de volver a la informática y el rock and roll.

  • El Padrino (gangsters): La elección siempre es dura cuando se trata de decidirse entre El Padrino y el Padrino II. ¿La historia del ascenso de Michael o la de la llegada de Vito? Finalmente me quedaré con la primera: Al Pacino, James Caan, Robert Duvall y, como no, Marlon Brando. Todos movidos por la batuta del genial Coppola, y con el autor de la novela, Mario Puzzo, revisando el guión. La película es simplemente perfecta: actores, guión, dirección, ambientación… nada falla. La escena de la boda, historia del cine. Es complicado decir nada que no se haya comentado antes sobre este clásico, ya que incluso todas las historias que rodearon la filmación fueron apasionantes. Simplemente, si no la has visto deberías correr ya a hacerte con ella. En 1972 consiguió 11 nominaciones a los Oscar (llevándose 3: película, guión adaptado y mejor actor), 5 globos de Oro y 4 nominaciones a los BAFTA (llevádose uno).
  • La noche de los muertos vivientes (zombies): En plena zombiexploitation no está de más recordar al padre del género: George A. Romero, aunque realmente en La Noche de los muertos vivientes no se hable nunca de zombies. En aquella época el término zombie era algo más relacionado con el caribe que con devoradores de carne humana. Influenciado por Soy Leyenda, de Richard Matheson, Romero sólo se planteaba el hacer una película sobre una catástrofe, centrándose en el comportamiento de la gente ante esa situación. La catástrofe, en este caso, es que los muertos salen de sus tumbas para devorar carne humana, y todo el que es mordido por ellos resucita reconvertido en otro comedor de carne. No hay ninguna justificación de por qué han resucitado (se insinúa que un satélite venido de Venus puede ser el culpable, pero como mera especulación), ya que según el propio Romero las criaturas no eran lo importante en la película, sino los humanos. De hecho las «reglas» sobre el comportamiento de los zombies no estaban para nada claras (se mueven a cámara lenta casi siempre, pero el primero ataca a gran velocidad) En su momento desechada por la crítica y el público mayoritario, por sus niveles de violencia (incluso a día de hoy sigue dando mal rollo en algunas secuencias, a pesar de haber películas mucho más sangrientas), postriormente ha terminado por recibir el aplauso de muchos que la abuchearon en su día. Curiosamente, por un error legal, la película carece de copyright y es de dominio público (al menos, según he leído en la Wikipedia).
  • Historia de O (bondage): Basada en la novela de Pauline Réage de 1954, quien la había escrito para deleite de su amante y no para publicar, esta película de 1975 es un clásico del erotismo bondage. Narra la la historia de la joven fotógrafa de moda O, la cual será introducida por su amante en el mundo del bondage y el sadomasoquismo. Sus vivencias la irán haciendo evolucionar, pasando su iniciación como sumisa para acabar convirtiéndose en dominante. Historia de O es una de las producciones eróticas europeas más importantes de los años 70, y una de las más populares también, inspirando a múltiples directores y autores de comic. Curiosamente, la película no logró licencia en su día para ser distribuida en Reino Unido.
  • Ed Wood (biopic): Una de las biografías más interesantes de la historia del cine es la de Ed Wood, que fue llevada al cine por Tim Burton, en el tiempo en que no se había convertido en una parodia de si mismo. Burton se centra en la vida de Ed Wood entre el rodaje de la autobiográfica Glenn or Glenda y Plan 9 from Outer Space, en su relación con Bela Lugosi y en la camarilla de actores de segunda y personajes sórdidos de Hollywood que le rodean. Para recrearlos cuenta con el habitual Johnny Depp, Martin Landau, Sara Jessica Parker, Patricia Arquette y el siempre genial Bill Murray. A pesar de ser una de sus obras con menor éxito comercial y popularidad (a pesar que Landau se llevó el Oscar y el Globo de Oro a mejor secundario, amén también de un Oscar al mejor maquillaje), seguramente se trate de una de las mejores y más frescas películas del director favorito de la chavalada goticosa. Un homenaje a la serie B de los 50 y a la cara menos vendible de Hollywood, la de actores fracasados presa de sus adicciones y el recuerdo de un tiempo mejor.
  • Alien: El octavo pasajero (alienígenas): ¿Hay un mejor momento para reivindicar Alien que este? Ahora que Ridley Scott (sí, ese tío que sigue teniendo un crédito ilimitado en Hollywood a pesar de llevar 30 años sin hacer una peli decente) ha decidido hacer una ¿precuela? (no se si lo de Prometheus pretenderá ser una saga, pero el final no engancha para nada con el principio de Alien, así que podemos temernos una segunda parte si esta hace caja) que os recomiendo que no os molestéis en ver. Pero hay que reconocer que la película original de Alien, de 1979, sí es una obra maestra y una gozada. Olvídate de los tiros de la segunda parte (dirigida por el siempre sobrevalorado James Cameron), la primera parte de Alien es una película de terror donde el xenomorfo no tiene tanta importancia como las relaciones entre los miembros de la Nostromo. Con Sigourney Weaver dando vida a la teniente Ripley, una trama trepidante y muchas cuestiones que los personajes desconocen (que habrían dado lugar a una gran precuela, si hubieran tenido un guionista decente y no un intento de venderos por enésima vez el rollito místico/inconexo de Perdidos) Alien se ganó por méritos propios un lugar en la historia del cine de terror y de ciencia ficción

Y con esto despedimos el ciclo… ¿o no? Tal vez haya un volumen 6 pero… irá en otro sentido.

Cinco películas, cinco géneros (vol IV)

Acaban las olimpiadas y continúa el cine en este blog. Es complicado competir en audiencia con las 22 medallas de Phelps, la locura de Usain Bolt convirtiéndose definitivamente en el mejor velocista de la historia, otra final de basket épica al nivel de la de Pekín, el record de 4×100 femenino que llevaba 27 años sin batirse… En fin, han sido unos enormes juegos olímpicos, pero lo que nos atañe ahora es el penúltimo volumen (o tal vez antepenúltimo) de este ciclo de cine. De nuevo 5 películas, de nuevo cinco dispares géneros.

  • Ong Bak (artes marciales): Decía un colega mío que la evolución de las artes marciales en el cine fue Bruce Lee – Jackie Chan – Jet Li – Tony Jaa, suena muy contundente como frase pero realmente no es descabellado. También debatía con él si había sido mejor Ong Bak o Thai Dragon, y es que la secuencia del ataque de múltiples enemigos con múltiples luxaciones es una de las mejores del género, pero con todo me voy a quedar con Ong Bak, puede que porque vino antes. Fue un impacto ver en carteleras de cines comerciales un cartel de una película asiática de artes marciales. Decía mi colega Rubén, el guitarrista de The Brosas Tes que ver Ong Bak, hostias como panes!!!. Y es que Prachya Pinkaew sabía lo que busca el espectador en este género. No se rompe la cabeza con un argumento sesudo (Roban el ídolo religioso de su pueblo, el chaval se va a la capital, su primo el delincuente caradura le intenta tangar, se pelea con mucha gente y acaba recuperando el ídolo), no hay grandes diálogos, no hay ninguna pretensión intelectual ni experimental. Hay las ya citadas hostias como panes. Sirviéndose de la capacidad atlética y el carisma de Jaa, ya desde el minuto uno se nos ofrece una sucesión de proezas físicas, junto a golpes espectaculares y acrobacias increíbles, en muchos casos repetidas desde distintos ángulos para poder apreciar mejor la complejidad de la acción. Un tremendo espectáculo de golpes, saltos y malabares, con momentos de desahogo cómico y momentos de trepidante acción.
  • Conan el Bárbaro (fantasía épica): Glorioso filme de John Milius, con un Schwarzenegger tremendo, aunque realmente su físico no fuera el más indicado para asemejarse al cimmerio (rubio y extremadamente musculoso, cuando conan es descrito en las novelas como moreno y fuerte pero sin una musculatura extrema). Está claro que Arnie no es el mejor actor de la historia, pero clava la interpretación del bárbaro, con un rostro pétreo y una mirada fría. Además, si querías actorazos también los tenías en James Earl Jones interpretando a Thulsa Doom y en Max Von Sydow como el anciano monarca. La falta de diálogos se cubre magistralmente con la banda sonora impresionante de Basil Poledouris, una de las mejores de la historia del cine. Como guionista nada menos que Oliver Stone trabajando junto a Milius para dar vida al universo de Robert E. Howard. La película comienza en la tierna infancia de Conan (interpretado por Jorge Sanz) y nos narra su evolución como guerrero y ladrón, hasta que comienza a intentar cobrar venganza contra Thulsa Doom, mesiánico caudillo que arrasó su pueblo en la secuencia inicial. Milius nos ofrece una aventura épica cargada de acción y momentos memorables, un clásico al que las secuelas no han hecho justicia.
  • The Warriors (acción): Aupa Cyrus!!, estrenada en su día en España como Los amos de la noche (esa manía de cambiar los títulos que tienen en este país) The Warriors fue dirigida por Walter Hill en 1979, adaptando la novela de Sol Yurick del mismo título. A su vez, la novela de Yurick bebía de Jenofonte (Anábasis) y Homero (La Odisea), llevándonos a pensar la universalidad de los clásicos griegos, fácilmente adaptabes milenios después a un contexto totalmente diferente. La epopeya de estos guerreros contemporáneos comienza cuando el mesiánico lider Cyrus, siendo consciente de que todos los pandilleros de Nueva York superan en 3 a 1 a la policía, decide reunir a los principales miembros de las bandas más importantes de la ciudad para pactar una unión y hacerse con el control de la misma. Pero durante esto, el líder de una banda rival le asesina, culpando luego a los Warriors. Estos deciden volvera su territorio, pero para ello tendrán que cruzar una ciudad hostil, perseguidos también por la policía, los Riffs y los Rogues. Un clásico de la acción y el macarrismo consumado.
  • Mystic River (suspense): De magnífica, de incomparable y de excepcional es de todo lo que podemos tachar a la trayectoria de Clint Eastwood en las dos últimas décadas. Si previamente se hizo un nombre como tipo duro del cine en su faceta de actor, sobre todo en el western y el cine policiaco, posteriormente se ha convertido en uno de los directores más sólidos del cine estadounidense: Sin Perdón, Cartas desde Iwo Jima, Banderas de nuestros padres, Gran Torino, Deuda de Sangre, Invictus, Million Dollar Baby, Los Puentes de Madison… un impresionante curriculum. En Mystic River, basado en la novela del mismo nombre, Eastwood nos hace un retrato sobre la amistad, los traumas infantiles y las relaciones entre la mafia irlandesa en los barrios del acomodado noreste católico estadounidense, apoyándose en un impresionante triunvirato interpretativo formado por Sean Penn (Oscar al mejor actor por esta película), Tim Robbins (Oscar a mejor actor secundario) y Kevin Bacon, junto a los cuales también lucen Marcia Gay Harden (nominada a mejor actriz de reparto) y Lawrence Fishburne. El asesinato de Katie, la hija adolescente de Jimmy, que en su día trabajó para la mafia de la zona, despertará viejos fantasmas del pasado, de una historia que parecía enterrada en 1975. Sean, uno de los jóvenes amigos que acabó en la policía, tendrá que hacerse cargo del caso y a la vez evitar que Jimmy se tome la justicia por su mano.
  • El Golpe (robos): Y había quien decía que el clásico en este género es Oceans Eleven… en fin, si no fuera por que en 1973 Georghe Roy Hill dirigió El Golpe puede que eso fuese… no, a pesar de eso tampoco sería cierto. Sólo la escena de Paul Newman y Robert Shawn en el tren jugando al poker vale muchísimo más que toda la megaproducción de estrellitas del cine comercial de los 90. Un guión extremadamente inteligente y bien hilado, con un ritmo y una ambientación perfectos, unas interpretaciones magistrales a cargo de Newman, Retford y Shawn, una banda sonora perfectamente elegida, momentos de tensión, momentos de humor, momentos emotivos y ese final que te deja con la sensación de que también has picado en la estafa. Siete Oscars, y tres nominaciones más, para un clásico que además envejece muy bien. Porque el cine inteligente no tiene que ser aburrido, porque pocas veces la conjunción guión/reparto/dirección ha sido tan buena. Una película que lo tiene todo, no defrauda.

Se acaba así el volumen IV en este ciclo que crece y crece. El V está al caer ¿habrá sexto? Es posible, pero si lo hay tendrá un matiz. Próximamente en estas páginas.

Cinco géneros, cinco películas (vol III)

Tercera parte del ciclo de cine, que cada día crece más. Empezó con la idea de dos partes, y ya estoy con la tercera, la cuarta programada y tal vez una quinta…

  • Easy Rider (road movie): Aunque creo que ya hablé de ella en el pasado, está claro que esta excepcional road movie, a cargo de Dennis Hopper y Peter Fonda, merecía el lugar de honor en su género. Dos moteros, tras cobrar una pasta por un traslado de droga, deciden hacer un viaje cruzando EEUU para ir a celebrar el Mardi Grass a New Orleans. Por el camino se toparán con diversos personajes que retratan lo más variopinto de la sociedad estadounidense de la época: un abogado alcohólico, unas hippies, varios gañanes violentos. Para regar toda esta historia, una de las bandas sonoras más acertadas de la época, cargada de hits del rock clásico como Jimi Hendrix, Steppenwolf, etc. Le temen a la libertad, gran verdad pronunciada por Jack Nicholson, que borda su interpretación (aunque por lo que parece, decidió curtirse a base de whiskazos y porros antes de empezar a actuar, lo cual ayuda bastante para ese papel)
  • Halloween (slasher): Dentro del género de terror de tío con cuchillo muuuuuy grande, o slasher para los angloparlantes, está claro que Viernes 13 y Halloween ocupan dos lugares privilegiados. Aunque en la batalla entre Jason y Myers, yo soy del segundo. Además, la presencia de un clásico de los Blue Oyster Cult en la banda sonora, siempre decanta la balanza. Dirigida por el rey de la serie B John Carpenter y estrenada en 1978, aunque no te lo creas fue un éxito entre la crítica. Halloween daba un paso adelante, con una atmósfera opresiva sin precedente en el género y alcanzando unas cotas de violencia entonces inusitada. Realmente, si ves la primera parte de La Matanza de Texas te darás cuenta de que es bastante menos hemoglobínica que Halloween. Todo el argumento de la película se centra en Mike Myers, que a la tierna edad de 6 años comete su primer asesinato (su hermana y el novio de esta) y que 15 años después logra huir del psiquiátrico para cometer nuevos crímenes en la noche de Halloween. Pero Myers no es un maníaco cualquiera, es la encarnación del puro mal, es imparable, indestructible, lo que dará lugar… a varias secuelas de la película. Halloween contó con un presupuesto de 325.000 $ y ha logrado recaudar 150 millones, siendo una de las películas más rentables de la historia, y dejándonos una de las caras más famosas del terror.
  • La chaqueta metálica (bélica): Stanley Kubrick es otro maestro de maestros (como los ya citados en esta serie Peckimpah, Wilder… y si me apuras Carpenter, aunque me llamen hereje), la fotografía de sus películas es simplemente acojonante. La de Barry Lyndon o la de 2001:Odisea en el espacio deberían ser de estudio obligatorio en las escuelas de cine (igual lo son, nunca he estado en ninguna). En este caso, Kubrick realiza una reflexión sobre la barbarie bélica y la condición humana, ambientada en la guerra de Vietman. La película se divide en dos partes: En la primera nos muestra el entrenamiento de los reclutas, toda la fase de instrucción, cómo el sargento instructor trata de endurecer a sus hombres y la forma en la que alguno no soporta la presión y acaba por convertirse en una máquina asesina sin sentimientos ni despojada de toda cordura. La segunda se sitúa en el campo de batalla, en la violencia cruda y en la sinrazón de la guerra, donde el protagonista trata de refugiarse en un cinismo práctico que acaba por resquebrajarse ante la barbarie que ven sus ojos. El mundo es una mierda, pero me alegro de estar vivo, un razonamiento resignado y tristemente real que cierra el filme con una escena de lo más curiosa. Kubrick, un maestro en todos los géneros que ha tocado, demuestra su buen hacer en el bélico, como ya había hecho años antes con Senderos de Gloria, y es que hay quien parece haber nacido tocado con un talento especial para la narración audiovisual.
  • Taxi Driver (drama): Una prostituta pre adolescente, un camello proxeneta, un ex veterano de Vietnam perturbado e incapaz de integrarse en la sociedad… Scorsese irrumpía con fuerza en 1976, con la película que acabó de lanzar su carrera tras la prometedora Malas calles, acompañado de un impresionante Robert de Niro, una jovencísima Jodie Foster y un siempre genial Harvey Keitel, el maestro del papel secundario que ha demostrado que lo de que no hay papeles pequeños es totalmente cierto. Taxi Driver nos cuenta la historia de un ex veterano de Vietnam, con una moral estrictamente conservadora pero adicto a la pornografía, con un comportamiento errático y problemas para lograr ser aceptado, que decide comenzar a trabajar conduciendo un taxi en el turno de noche neoyorkino. En este mundo de noche será donde entre en contacto con una joven prostituta preadolescente que huyó de casa de sus padres, y con su chulo, un camello proxeneta. Entre medias, nuestro taxista intentará mantener una relación con una joven colaboradora de un candidato a la presidencia que, tras huir de él al descubrir algunas peculiaridades de su carácter, acaba volviendo a sus brazos cuando se convierte en un héroe. Un retrato de corrupción, violencia, hipocresía y planteando una cuestión ¿está más loco el personaje del taxista o la sociedad americana?. Se llevó cuatro nominaciones a los Oscar, la Palma de Oro en Cannes y convirtió a Scorsese en uno de los directores de moda en el momento. La escena de De Niro frente al espejo y el controvertido final… historia del cine, con mayúsculas.
  • Batman: El caballero Oscuro (superhéroes): En los últimos años tanto Marvel como DC han decidido explotar sus franquicias con múltiples películas. Por desgracia, la gran mayoría son una puta mierda: The Punisher, Lobezno: Orígenes, Daredevil, Superman returns, Electra, El motorista fantasma, Catwoman, Los Cuatro fantásticos… Lo cual hace que las pocas decentes sean como una bendición para los amantes del género. Y dentro de dicho género brilla con luz propia la segunda parte de la trilogía de Nolan sobre Batman, con un impresionante Heath Ledger como Joker, y unos siempre sólidos Michael Cane, Morgan Freeman y Gary Oldman como secundarios de lujo. Nolan divide la larga película en dos partes: La primera, con todo el proceso de introducción y posterior caza del Joker está muy cercano al cine negro más clásico, investigación y trampas varias para cazar al criminal, estratégico juego de ajedrez entre el héroe y el villano. Pero a partir de la conversión Dent/Dos Caras (dando por hecho que has leído comics de Batman esto último no fue un spoiler) el film toma un cariz más enérgico, hacia el cine de acción, con un ritmo trepidante. Gran ejercicio narrativo de Nolan, girando alrededor de la idea de la gloria y la responsabilidad.

Y con esto finiquitamos el Vol III. Al final alargamos hasta el 5. A estas alturas supongo que ya no sabéis a qué ateneros y qué esperar… así que ferpecto, os sorprenderá

Cinco géneros, cinco películas (vol II)

En fin, segunda parte tras el Vol I llega la segunda parte de «Cinco géneros, cinco películas» que finalmente se extenderá hasta el volumen IV. ¿Por qué? Pues por ejemplo porque el género «comedia» decidí dividirlo en 3, como veréis a continuación: Comedia dramática, comedia absurda y comedia gamberra. Y junto a estos tres géneros en esta entrada también trataremos la ciencia ficción y el «survival horror«. Así que vamos allá.

  • El apartamento (comedia dramática): Dirigida por el genio y maestro de maestros Billy Wilder, con un Jack Lemmon impresionante, El Apartamento logró aquel año arrasar en los premios de la academia llevándose 5 Oscars y otras tantas nominaciones más. La historia nos sitúa en el New York de la época, donde un joven oficinista descubre la forma de medrar en la empresa: Dejar su apartamento a los directivos para que se lleven allí a sus amantes. Pero el plan se empezará a estropear cuando se enamore de la amante de uno de sus jefes, lo cual le llevará a una serie de enredos cada vez más complejos. Por medio de este argumento Wilder nos transporta a un relato sobre hipocresía social, duplicidad moral, falta de escrúpulos a la hora de utilizar a las personas como objetos y un humor inteligente, sutil, cínico y un pelín negro por momentos. En dos palabras OBRA MAESTRA.
  • La vida de Brian (comedia absurda): Brian de Nazareth nace el mismo día que Jesucristo y vive una existencia casi paralela a la suya, aunque sea por accidente. En medio de la ocupación romana se une a un grupo disidente judío y acaba convertido en un profeta sin él buscarlo. Hablar de La Vida de Brian es hacerlo del punto álgido de la carrera del grupo cómico inglés Monty Python. Ya habían tenido éxito en la televisión y conseguido relevancia en el cine con sus anteriores películas, pero La Vida de Brian fue su pasaporte hacia la historia. Estrenada en agosto de 1979, la película se convierte en una corrosiva sátira tanto política como religiosa, hecho este último que ha llevado a que todavía a día de hoy siga prohibida su proyección en algunos pueblos de EEUU y Reino Unido. Incluso hubo debates televisados en la BBC donde varios representantes de distintas ramas del cristianismo debatían si la película debía considerarse blasfema o no. Los Monty Python, imbuídos por un espíritu provocador, gamberro y desafiante que llegaba más allá de la línea que había marcado la generación del punk británico, dejaron múltiples gags para la historia. Y para el final, nada menos que el temazo Always look on the bright side of life.
  • Le llamaban Trinidad (comedia gamberra): Aunque a largo plazo Bud Spencer y Terence Hill abusaron en exceso de sus personajes y de repetir los mismos gags hasta la saciedad, no se puede negar que varias de sus primeras películas son comedias muy bien logradas. Le llamaban Trinidad, primera parte de una trilogía que se completa con Le seguían llamando Trinidad y Y después de llamaron El Magnífico, nos muestra las claves de su posterior filmografía: Chistes tabernarios, mamporros por doquier, acrobacias de Terence Hill que intenta seducir a toda mujer que se le cruza y la típica dualidad «gruñón pero con buen corazón» de Bud Spencer. De ambientación western, nos cuenta la historia del forajido ligón Trinidad (Terence Hill), que en su vagar por el desierto se encuentra con que su hermano, un ladrón de ganado interpretado por Bud Spencer, ha sido nombrado sheriff de un pequeño pueblo, donde espera a que el resto de su banda salga de la cárcel para dar un buen golpe. Con la intención de seducir a dos hermanas mormonas, Trinidad intentará convencer a su hermano de ayudarlas y hacerle la vida un poco más difícil al alcalde del pueblo. Si te estabas esperando un guión sesudo y complejo… va a ser que no, pero si quieres un rato de risa y choteo, no te la pierdas.
  • Dark City (ciencia ficción): Dirigia por Alex Proyas, más conocido por ser el director de El Cuervo, esta película australiana de 1998 ha sido llamada la hermana mayor de Matrix. Producida por el mismo estudio, parte de sus fondos y decorados fueron reutilizados luego por los hermanos Wachowsky. Al igual que Matrix juega a revisar el mito de la caverna de Platón en un ambiente cyberpunk oscuro y opresivo, aunque en este caso centrándose más en los diálogos y la investigación, al estilo del cine negro de los 50, que en los tiroteos y las secuencias de artes marciales que usaron los Wachowsky, estando realmente más cerca del cine de David Lynch. En Dark City se nos plantea una ciudad que parece no tener límites, donde el protagonista se despierta en la escena de un crimen, aquejado de una fuerte amnesia. Poco a poco irá descubriendo que unos personajes, los Ocultos, manipulan la realidad de la ciudad a su antojo. Si todavía no la habéis visto, creo que la reedición de la película de 2008, con el montaje del director está mejor que la que salió en cines. Dark City es una pequeña joya olvidada, no la dejéis pasar.
  • Asalto a la comisaría del distrito 13 (survival horror): Tras un intenso debate tabernario sobre si esta peli era acción, thriller o si la podíamos meter en survival horror, ha acabado aquí. Porque me da la gana que para algo el blog es mío. A pesar del infame remake con Ethan Hawke, este clásico de 1976 de John Carpenter sigue siendo un film muy válido. El argumento: Un bus que transporta a tres presidiarios para en una comisaría para buscar medicamentos para uno. Dicha comisaría va a ser cerrada a la mañana siguiente por traslado, y sólo quedan dentro un par de agentes de guardia y poco equipo. En medio de esa situación llega un ciudadano corriente que ha matado, por venganza, al miembro de una peligrosa banda que asesinó a su hija en un tiroteo, por lo que el resto de la banda aparece siguiéndole y asediando la comisaría con ansias de linchamiento. Y ahí comienza la acción: la banda intenta penetrar en el recinto y los de dentro sobrevivir. Con un reparto de desconocidos y un presupuesto de sólo 100.000$, escueto incluso para la época, Carpenter logra sacar adelante una película muy resultona, divertida, tensa y con personajes carismáticos. En un principio pretendía hacer un western, muy influenciado por Rio Bravo, pero la falta de presupuesto le llevó a darle una ambientación contemporánea. Películas como esta demuestran que Carpenter es un maestro cuando se trata de trabajar con pocos medios.

Y con esto toca su fin el Vol II. Próxima entrada… Vol III (mañana o pasado)

Cinco géneros, cinco películas (vol I)

Hacía mucho tiempo que no incluía una entrada de cine en el blog, así que me dispongo a meter dos seguidas. El título ya dice bastante de la entrada: cinco géneros, cinco películas (una de cada). En este primero los cinco géneros elegidos serán cine social, thriller, musical, western y humor gore.

  • El odio (cine social): Dirigida por el director Mathieu Kassovitz en 1995 (posteriormente ganaría fama en el cine comercial con Los ríos de color púrpura) esta excepcional a la par que dura película nos sitúa en el París de la época, durante unos disturbios en las zonas más pobres de la ciudad cuando un policía asesina a uno de los jóvenes manifestantes. A partir de esta tensa situación, Kassovitz retrata la vida de tres jóvenes amingos procedentes de un pobre barrio de inmigrantes (un chaval judío, uno negro y uno árabe), su relación con la policía, sus enfrentamientos con los skinheads votants de Le Pen, sus obsesiones, su frustración frente a la sociedad que les aparta… El ritmo está muy bien llevado, y mezcla momentos de desahogo cómico con otros de realismo y gran dureza. Además de su guión, de su fotografía (en blanco y negro) y del buen hacer del director, cabe destacar también la magistral interpretación de un entonces muy joven Vincent Casell, con un genial guiño a Taxi Driver. Un retrato de la situación de racismo, exclusión social, paro y desesperación del París que no visitan los turistas.
  • Deliverance (thriller): Basada en la novela de James Dickey del mimsmo nombre, dirigida por John Boorman y contando con geniales interpretaciones de Burt Reynolds, John Voigt y Ned Beatty, Deliverance nos cuenta la historia de tres acomodados hombres de negocios de Atlanta que deciden emprender un viaje de aventura, descenciendo un río hacia un pueblo que va a ser trasladado para la construcción de una presa. Por medio se toparán con lo más sórdido y violento del rural sur estadounidense, que llevará a que su viaje se convierta en una suerte de rito iniciático, despertando en ellos la brutalidad más insospechada. La película logró gran impacto en su momento, con un gran éxito de crítica y taquilla y varias nominaciones a los Oscar y los Globos de Oro, si bien la crudeza de la historia jugó en contra de lograr algún galardón. El tema Dueling Banjos de su banda sonora es el protagonista de una de las escenas más recordadas de dicho film, donde uno de los protagonistas se «pica» a tocar contra un joven autista con un virtuoso dominio del banjo. Una gran película con un inquietante final y varios grandes momentos, que parece que ha quedado un poco olvidada con los años, pero que ha envejecido muy bien pasadas 4 décadas ya desde su estreno.
  • The Rocky Horror Picture Show (musical): Cargada de rock and roll, excentricidades, humor y grandes canciones The Rocky Horror Picture Show es, por derecho propio, uno de los musicales más famosos de la historia del cine. No en vano se trata de la película que más veces se ha proyectado en los EEUU, e incluso existen salas que hace la «versión interactiva«, donde mientras se proyecta la película hacen cosas como lanzar agua al público, arrojarles osos de peluche, lanzar arroz durante la escena de la boda, encender linternas en la canción There’s a Light, bailar el Time Warp… y demás cosas delirantes que ocurren en ella. Grabada en 1975, tanto su ambientación como su estética y su música es un homenaje a los años 50, tanto a los tópicos del cine de serie B de la época, como al rock and roll más clásico y a la moralidad mojigata de la época. Richard O’Brien es el responsable tanto del guión como de la banda sonora de esta rocambolesca historia, donde también interpreta al mayordomo Riff Raff, y que nos retrata la pérdida del pudor y la inocencia de dos jóvenes moralistas en el antro de perversión del científico vampiro transexual Dr Frank-N-Furter. Desde los Misfits hasta Marilyn Manson, muchos rockeros americanos han bebido de la influencia de este filme, homenajeado también en múltiples series y películas. Y como no, no podemos olvidar que además de un joven Tim Curry (clásico del cine de serie B) y una principiante Susan Sarandon la película cuenta con la aparición de Meat Loaf (un par de años antes de romper las listas de ventas con Bat out of hell) como el descerebrado (literalmente) motero Eddie. Si puedes ir a una de las citadas proyecciones con participación del público, no lo dudes, vas a disfrutar como una hiena en un cementerio.
  • Grupo Salvaje (western): Bloody Sam, así llamaban en la época a Sam Peckimpah. Célibe, misógino, alcohólico, violento y uno de los grandes genios con la cámara. Su carácter agresivo y la violencia de sus películas hicieron que no fuera un director con éxito entre la prensa, los críticos y los intelectuales. Pero el magnetismo de sus películas, su innovación tras la cámara y su buen hacer sí le trajeron el respeto de sus camaradas de profesión. Stanley Kubrick dijo en su momento que La Cruz de Hierro era la mejor película jamás rodada sobre la Segunda Guerra Mundial (de hecho la genial Stalingrado está muy inspirada por ella), y el legado de Peckimpah sigue vivo en la actualidad a través de muchos directores como Quentin Tarantino, Robert Rodríguez, Guy Ritchie o los hermanos Cohen. Pero centrándonos en la película que nos ocupa, Grupo Salvaje es un wester «crepuscular«, oscuro, muy violento, donde se nos habla de los fuertes vínculos de amistad que se forjan entre una banda de forajidos en los últimos años del dorado oeste americano. Hombres fuera de la ley pero con un sentido del honor y la lealtad por encima de toda imposición, ley, religión o moral. Cuenta además la película con una de las secuencias finales más impactantes de la historia del cine, uno de los mejores tiroteos grabados. Tan pronto acabe la película estarás deseando soltar con voz críptica Si se mueven, mátalos.
  • Mal Gusto (humor gore): Antes de venderse al peso a Hollywood y grabar ese mojón de remake de King Kong dilapidando parte del crédito que le había dado la trilogía de El Señor de los Anillos Peter Jackson era un director con una trayectoria muy sólida. Aunque ahora todo el mundo asocie su nombre a megaproducciones faraónicas, somos muchos los que recordamos las películas de sus inicios, filmadas en su Nueva Zelanda natal. Mal Gusto fue la primera, parece ser que le costó un divorcio el rodarla, ya que su mujer quería que la acompañara a la iglesia los domingos, único día que tenía libre Peter para rodar,hecho que dilató la grabación de la película hasta los cuatro años. Filmada con cuatro duros, con sus colegas, con un equipo mediocre, poca experiencia pero muchas ideas efervescentes, Mal Gusto es una combinación de ciencia ficción, gore y comedia. ¿El argumento? Una empresa de comida rápida extraterrestre llega a la tierra en busca de carne barata para sus hamburguesas. Mucha casquería, escenas de asquito absoluto y un sentido del humor extremadamente negro hacen de esta una película entrañable (y no sólo porque se vean entrañas).

En fin, volumen uno finiquitado. En principio la idea era hace dos, pero creo que se podrá alargar hasta tres o cuatro. En los próximos días la cosa irá creciendo, así que estad atentos a vuestro RSS, Twitter, Facebook… o como narices estéis siguiendo el blog.

Cinco inmortales clásicos de los videojuegos

De mi serie «Cinco… indispensables» hoy toca hablar de videojuegos clásicos, y recalco lo de clásicos. Ya hablamos por aquí de juegos para Linux o de juegos Indie, pero hoy toca homenajear a cinco clásicos del noveno arte. Juegos que han marcado a mucha gente y que son a este género lo que El Padrino al cine, Watchmen al tebeo o British Steel al heavy metal.

  • La Abadía del Crimen: Hace poco, realizando un trabajo de documentación para un proyecto personal, leía que España en los 80 fue uno de los países de Europa donde la producción de videojuegos generaba más puestos de trabajo. Parece que antes del ladrillo y la especulación la gente era capaz de lanzarse a proyectos arriesgados y ambiciosos. Opera Soft fue una de las empresas surgidas en esa vorágina que, en 1987, lanzó esta aventura inspirada en El Nombre de la Rosa de Humberto Eco. Como no tenían los derechos del libro modificaron un poco los nombres, pero la idea es la misma: investigar los asesinatos acaecidos en un monasterio mientras realizas las diarias labores monacales. El juego estaba disponible para Amstrad, Spectrum, PC y MSX. Como curiosidad, un fan hace un par de años hizo un remake en Java para Windows (no se si lo habrán portado también a Linux) que podréis encontrar en este enlace. Si queréis volver a disfrutar del clásico, con la opción de hacerlo con los gráficos a 4 colores originales o con 256 colores, es vuestra oportunidad.
  • Super Mario Bros: A pesar de que soy un defensor de los galápagos, nunca tuve piedad con las tortugas en este emblema de Nintendo. El Super Mario original sigue siendo uno de los vieojuegos más divertidos y adictivos, que te puede dar horas de diversión (o acabarse en minutos como en este vídeo) si eres un amante de los plataformas clásicos. Un monstruo reptiliano secuestra a una princesa y un fontanero stalinista adicto a las setas la rescata… Así salimos los que nos viciamos a este juego en nuestra infancia, claro.
  • Donkey Kong: Un clásico, no en vano fue el primer videojuego al que pude jugar, en el Amstrad de mi primo. El mismo fontanero stalinista de antes, pero en este caso ascenciendo una suerte de andamio para salvar a otra princesa (no es la misma que la del Mario Bros) de un gorila que lanza barriles. Este juego provocó un juicio contra Nintendo por los derechos de autor sobre King Kong, donde se llegó a la conclusión de que el personaje ya había pasado al dominio público. Diversión sencilla pero adictiva en un juego que marcó una época. Donkey Kong Comodore.
  • Tetris: Algo tan simple y tan efectivo sólo podía venir de la URSS. Caen piezas, tienes que formar líneas para que se destruyan, si llegan a la parte de arriba de la pantalla pierdes… Se creó el 6 de juno de 1984, de la mano de Alkséi Pázhitnov, y fue Nintendo quien lo patentó dos años después. Su original música junto a su mecánica simple, pero con una dificultad que crece nivel tras nivel, planteando al usuario el reto de superar no sólo a otro jugador, sino su propia capacidad, le hacen uno de los juegos más populares de la historia. Todavía a día de hoy muchos programadores noveles hacen versiones de este juego para aprender a programar entornos gráficos interactivos, siendo el juego más versionado de la historia y vendiéndose aun a día de hoy muchas imitaciones del mismo.Imitación del Tetris
  • Manic Miner: Aunque parecía que lo propio sería meter al Pac-Man o al Pong en esta lista… pues me salgo por la tangente y recupero el olvidado Manic Miner. Conozco a un tío que dice haber quemado la recreativa del juego a base de jugar horas y horas (y conociéndolo, me lo creo). Originalmente editado para ZX Spectrum, fue el primer juego donde el desarrollo de la partida estaba acompañado de una melodía. Nos pone en la piel de un minero que tiene que recorrer 20 niveles en un entrono muy colorista, toda una revolución para su época. Puro vicio, puro y duro.

Una lista más ochentera que la banda sonora de Rock of Ages con juegos que han enganchado a más gente que alguna droga de diseño. Está claro que no hay grandes gráficos, no hay sesudos argumentos en la mayoría (exceptuando La Abadía del Crimen, claro) pero… ¿quién se resiste a unas partiditas?

Cinco deportes que poner en un bar de rock and roll.

Ya sabéis que durante años me he dedicado a pinchar en bares de rock and roll / heavy metal, y siempre que hay una pantalla surge una duda ¿Qué poner? Si pones una película o serie subtitulada la gente se para a leer lo que pone, conversa menos y, por tanto, bebe menos. A menos beber, menos consumir y menos caja (bueno, alguno este concepto todavía no lo ha pillado).

Por otra parte, las retransmisiones deportivas no hacen que la gente se centre tanto en la pantalla, por lo que la conversación es más fluída ya que se comenta la jugada. Por otra parte estás en un bar de rock and roll, tienes que poner deportes rudos y masculinos. ¿Fútbol? Por favor, si con una patadita de mierda están por los suelos. En cambio estos cinco deportes te proveerán de diversión para horas y horas:

  • Slamball: Un cruce entre baloncesto y fútbol americano, donde los mates valen 3 puntos y hay trampolines para potenciar el salto. Se permiten placajes que son ilegales en cualquier otro deporte y, en muchos casos, tienes que preguntarte cómo han hecho para no acabar en silla de ruedas. Una ventaja es que los partidos sólo duran 16 minutos, por lo que se ven rapidito. Os dejo uno entero en este enlace
  • UFC: Cuando el boxeo se te queda corto pasas al full contact, de ahí al K1 y, finalmente, la UFC. Como no, puro «American flavour», armarios de dos puertas haciendo combates de artes marciales combinadas metidos en una jaula. Está claro que, como en anterior, hay que ser yankee para que se te ocurra eso. Un deporte de combate donde en las reglas, en lugar de decirte qué está permitido, te dicen directamente qué no lo está (porque son menos cosas) ya dice mucho. Hostias como panes y dolorosas llaves en esta suerte de lucha de gladiadores modernos. Y gente tan carismática como Mirko Crocop (que, curiosamente, es congresista del partido socialdemócrate en Croacia… como para llevarle la contraria)
  • Carreras de camiones: ¿Fórmula 1? ¿Nascar? ¿Rallies? Pssssss, únete al underground. Trompos con vehículos con gran tonelaje, muchos caballos y poca aerodinámica. Las carreras de camiones son motor en estado puro, velocidad, rock and roll digno de los Nashville Pussy o los Rose Tatoo.
  • Rugby: No todo van a ser deportes modernos. El rugby, un deporte que tiene como tradición «el tercer tiempo» donde los equipos comparten unas cervezas, es el deporte más heavy metalero, combinando camaradería y nobleza con épica rudeza, fuerza física y trabajo en equipo. Son los Saxon hechos deporte, no obstante es un deporte «sajón» (seguido principalmente en Reino Unido, zonas periféricas y antiguas colonias o zonas de influencia británicas). Además, es un deporte que suele contentar al público femenino (al menos la mayoría de mis amigas se quedan admirando a un montón de armarios de dos puertas bregando por hacerse con la victoria).
  • Fútbol australiano: Aparte de en las peleas de gladiadores ¿En qué otro deporte se usa un campo ovalado? Un hijo bastardo del rugby y el fútbol creado en una época en la que el país mayormente estaba poblado por militares y presidiarios. Está claro que no se iban a andar con melindreces. También tiene fuertes influencias del fútbol gaélico. Fuera de Australia no es un deporte muy conocido, pero allí es tremendamente popular, logrando audiencias de millones de personas. Ya me gustaba ver a los «duros» del fútbol español como Pepe o Alves jugando a esto.

Básicamente estos son los cinco deportes que no pueden faltar en un local de rock and roll, pero todavía hay más opciones. Por ejemplo, sin contar con humanos, las competiciones de peleas de robots. El baloncesto también es una opción válida siempre que sean partidos de los 80, y a poder ser que salgan jugadores con mostacho (si es la victoria soviética sobre EEUU en el ’88 es obligatorio pinchar el himno de la URSS cuando finiquita el último cuarto). Cualquier deporte de combate vale también: boxeo, k1, muay thai, full contact… Reportajes o recopilaciones del tipo «Las lesiones deportivas más impactantes«, «Las peleas más grandes del deporte» o «Las cagadas más grandes de la historia» también son bienvenidas. Y aunque arriba he vetado el fútbol, hay dos excepciones: Cualqueir partido del Wimbledon de los tiempos de Vinnie Jones y el España-Yugoslavia de clasificación para el mundial ’78, el del botellazo a Juanito. En ese caso se acepta el fútbol, pero más que nada porque podría entrar en categoría «deportes de combate«.

100 años de Stoker

El 20 de abril de 1912, en St George’s Square, Londres, agonizaba consumido por la sífilis uno de los grandes autores del romanticismo en lengua inglesa. Dice la leyenda que entre delirios musitaba «strigoi» (vampiro en rumano) mientras señalaba a una esquina de la habitación. Nunca sabremos si sólo es un cuento chino para mitificarle más o si fue fruto de su obesisión por los mitos sobre el vampirismo. En cualquier caso, hoy se cumplen 100 años de la muerte de Bram Stoker, y como desde que leí Drácula con 12 años ha sido una de mis novelas favoritas no podía dejarle sin un pequeño homenaje.

Aunque publicó su primer libro a los 27 años siempre vivió, de una forma u otra, de la literatura. Comenzó siendo crítico de teatro y tras eso director del teatro Lyceum de Londres, actividades que compaginó con su carrera como escritor. Estuvo siempre metido en el meollo cultural, pero también era un hombre de ciencia, habiéndose graduado con honores en matemáticas. Pero fue a los 40 años cuando la publicación de su obra más famosa, Drácula, le llevaría al Olimpo de las letras.

Como, gracias a la providencia, los derechos de autor todavía no son de por vida podéis disfrutar de gran parte de su obra en este enlace y en este. Para la industria del entretenimiento será un crimen que podamos leerlo sin que el tátarasobrinonieto de Stoker cobre pos los derechos de autor, así que aprovechemos antes de que ganen alguna votación en el parlamento yankee y nos impongan su ley a nivel mundial.

Por mi parte, tomaré una copa de buen whisky irlandés a la salud del centenario difunto.