De mi serie «Cinco… indispensables» hoy toca hablar de videojuegos clásicos, y recalco lo de clásicos. Ya hablamos por aquí de juegos para Linux o de juegos Indie, pero hoy toca homenajear a cinco clásicos del noveno arte. Juegos que han marcado a mucha gente y que son a este género lo que El Padrino al cine, Watchmen al tebeo o British Steel al heavy metal.
- La Abadía del Crimen: Hace poco, realizando un trabajo de documentación para un proyecto personal, leía que España en los 80 fue uno de los países de Europa donde la producción de videojuegos generaba más puestos de trabajo. Parece que antes del ladrillo y la especulación la gente era capaz de lanzarse a proyectos arriesgados y ambiciosos. Opera Soft fue una de las empresas surgidas en esa vorágina que, en 1987, lanzó esta aventura inspirada en El Nombre de la Rosa de Humberto Eco. Como no tenían los derechos del libro modificaron un poco los nombres, pero la idea es la misma: investigar los asesinatos acaecidos en un monasterio mientras realizas las diarias labores monacales. El juego estaba disponible para Amstrad, Spectrum, PC y MSX. Como curiosidad, un fan hace un par de años hizo un remake en Java para Windows (no se si lo habrán portado también a Linux) que podréis encontrar en este enlace. Si queréis volver a disfrutar del clásico, con la opción de hacerlo con los gráficos a 4 colores originales o con 256 colores, es vuestra oportunidad.
- Super Mario Bros: A pesar de que soy un defensor de los galápagos, nunca tuve piedad con las tortugas en este emblema de Nintendo. El Super Mario original sigue siendo uno de los vieojuegos más divertidos y adictivos, que te puede dar horas de diversión (o acabarse en minutos como en este vídeo) si eres un amante de los plataformas clásicos. Un monstruo reptiliano secuestra a una princesa y un fontanero stalinista adicto a las setas la rescata… Así salimos los que nos viciamos a este juego en nuestra infancia, claro.
- Donkey Kong: Un clásico, no en vano fue el primer videojuego al que pude jugar, en el Amstrad de mi primo. El mismo fontanero stalinista de antes, pero en este caso ascenciendo una suerte de andamio para salvar a otra princesa (no es la misma que la del Mario Bros) de un gorila que lanza barriles. Este juego provocó un juicio contra Nintendo por los derechos de autor sobre King Kong, donde se llegó a la conclusión de que el personaje ya había pasado al dominio público. Diversión sencilla pero adictiva en un juego que marcó una época.
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- Tetris: Algo tan simple y tan efectivo sólo podía venir de la URSS. Caen piezas, tienes que formar líneas para que se destruyan, si llegan a la parte de arriba de la pantalla pierdes… Se creó el 6 de juno de 1984, de la mano de Alkséi Pázhitnov, y fue Nintendo quien lo patentó dos años después. Su original música junto a su mecánica simple, pero con una dificultad que crece nivel tras nivel, planteando al usuario el reto de superar no sólo a otro jugador, sino su propia capacidad, le hacen uno de los juegos más populares de la historia. Todavía a día de hoy muchos programadores noveles hacen versiones de este juego para aprender a programar entornos gráficos interactivos, siendo el juego más versionado de la historia y vendiéndose aun a día de hoy muchas imitaciones del mismo.
- Manic Miner: Aunque parecía que lo propio sería meter al Pac-Man o al Pong en esta lista… pues me salgo por la tangente y recupero el olvidado Manic Miner. Conozco a un tío que dice haber quemado la recreativa del juego a base de jugar horas y horas (y conociéndolo, me lo creo). Originalmente editado para ZX Spectrum, fue el primer juego donde el desarrollo de la partida estaba acompañado de una melodía. Nos pone en la piel de un minero que tiene que recorrer 20 niveles en un entrono muy colorista, toda una revolución para su época. Puro vicio, puro y duro.
Una lista más ochentera que la banda sonora de Rock of Ages con juegos que han enganchado a más gente que alguna droga de diseño. Está claro que no hay grandes gráficos, no hay sesudos argumentos en la mayoría (exceptuando La Abadía del Crimen, claro) pero… ¿quién se resiste a unas partiditas?