Esta semana en El Bandcamp de la Quincena vamos a darnos una vuelta por un país del que, sinceramente, no conocía muchas bandas.
Seguro que más de uno recuerda cuando hace un tiempo hablamos por aquí en la sección Joyas Musicales de un disco titulado Sleeping Sickness de la banda JPT Scare Band, que incluso figura en mi lista de discos indispensables. Si os gusta ese rollo de psicodelia y jam band, de improvisación musical pura y dura, entonces también os gustarán minimál Bogart.
Os decía en el párrafo introductorio que es una banda venida de un país cuya tradición rockera desconozco: Hungría. Más allá de los heavymetaleros Ossian, que hasta tienen un combinado dedicado por mis colegas, Kalapács y Pokolgép, no conocía más bandas húngaras. Y desde luego estos minimál Bogart no tienen mucho que ver las antes citadas bandas de heavy metal clásico.
El sonido de esta banda bebe mucho de los años sesenta, y nos presenta largos temas instrumentales con guitarras blueseras cargadas de fuzz donde la harmónica toma el mando cubriendo el rango de las voces. Las raíces más clásicas de T-Bone Walker, John Lee Hooker o Little Walter (no podemos hablar de harmónica de blues y no citarle) se tocan con la generación Woodstock: Jimi Hendrix, Cream, Fleetwood Mac, el primer Santana, Leaf Hounds, Ten Years After, Big Brother and the Holding Company… y me vuelvo a la JPT Scare Band citada al principio. Y es que no sólo los suecos como Graveyard o Witchcraft saben recuperar el mejor sonido setentero.
Blues psicodélico, instrumental y pesado desde el este de Europa, ejecutado con elegancia y con pasión por aquellas bandas de finales de los sesenta. Esta jam band húngara vale mucho la pena. Además, a día de escribirse esta crítica, te puedes hacer con sus tres discos por muy buen precio (de hecho te saldrían más baratos que comprarte sólo este), así que puedes aprovechar el momento. De hecho en el primer disco también utilizan flauta, trayendo un deje a los primeros Jethro Tull, Coven o Ñu. Realmente toda su discografía es muy recomendable.
Fire on Soyuz es un disco intenso, que invita a la evasión, un trabajo para dejar tu mente volar mientras te tumbas tras un día intenso de trabajo, una obra que pulsará tus resortes cerebrales para crear bellos pasajes en tu cabeza durante los, aproximadamente, 40 minutos que dura.
Mucho me temo que debe ser complicado verles tocar fuera de su país, pero es una banda con enorme potencial, que sabe de qué va su música y que no se limita al blues funcionarial de sesión vermú que se ha puesto de moda en los últimos años.