No hace mucho teníamos que decir «hasta la vista» a Lemmy y hoy otra leyenda del rock and roll se nos va: David Bowie. Al igual que el fornido bajista de Motorhead, lo hace por culpa de un cáncer y pocos días después de su cumpleaños. Acababa de publicar su último disco hace sólo un par de días.
Con 22 años Bowie lograba colarse en el top 5 británico con Space Oddity, un clásico tan universal que hasta los hermanos Calatrava se atrevieron a parodiar en un país que tradicionalmente ha repudiado el rock más clásico. Con 25 era el rey del glam escondido tras la piel del alienígena Ziggy Stardust. A los 27 dejaba esa faceta abrazando el funk y el soul con Diamond Dogs y convirtiéndose luego en The Thin White Duke. Acabaría los 70 compartiendo piso con Iggy Pop en Berlín, sumergidos en el mundillo artístico. En los 80 firmaba hits como Let’s Dance o el Under Pressure en colaboración con otras leyendas como Queen, y además afianzaba su carrera como actor: El Ansia, Absolute Beginners, Laberinto, La Última Tentación de Cristo, Twin Peaks… Tras todo eso Bowie ya era una leyenda, ya estaba por encima del bien y del mal.
David Bowie nos ha dejado antes de tiempo, pero siempre tendremos su voz para recordarnos que todos podemos ser héroes, aunque sea por un día.