El hombre muere, el rock and roll pervive.

¡El mal que hacen los hombres les sobrevive!, es una cita extraída del Julio César de Shakespeare y también es el título de una canción de Iron Maiden. Si hacemos caso a aquellos conservadores que decían que el blues era la maléfica música del diablo, y por tanto también el rock como hija de esta, podríamos decir que ¡El rock que hacen los hombres les sobrevive!

Motorhead Lemmy
Si crees que eres muy viejo para el rock and roll, entonces es que lo eres

Este verano vi a Motorhead en Viveiro, el pueblo de mis abuelos paternos, durante el Resurrection Fest. Era la cuarta vez que los veía y salí de allí con la sensación de que era también la última. El concierto lo disfruté, como siempre disfruto con esta banda que llevo tatuada en mi brazo izquierdo. No con objetividad, porque todos tenemos un grupo con el que no somos objetivo, sino con la fe de un creyente que asiste a una liturgira de forma acrítica. Pero por muy creyente que sea uno se evidenciaba que la salud del icono por excelencia del rock and roll no pasaba por sus mejores momentos. Nunca se ha movido mucho Lemmy, nunca había estado sobrado de potencia en su voz, pero se le notaba menos enérgico. En septiembre un vídeo nos mostraba como no era capaz de acabar un concierto en Austin y salía a pedir perdón al público, a disculparse por no poder acabar, o tal vez realmente se disculpaba por no ser realmente inmortal e indestructible como todos creíamos. Nos estaba diciendo, a todo el mundo y no sólo a los asistentes a aquel concierto, que los Reyes son los padres y que los dragones sólo existen en los libros de su buen amigo Michael Moorcock.

Decía Scott Ian que Lemmy era la persona más respetada, y que el día que nos dejara su funeral sería como el de un jefe de estado. Toda gente del rock y el metal pasaría por allí a rendir honores a uno de los pocos músicos que a pesar de estar tantos años en el negocio seguía manteniéndose como alguien respetado. Su legado no está sólo en lo que grabó, sino en todas las bandas que se inspiraron en su música: Pantera, Metallica, Anthrax, Nashville Pussy, Overkill, Kreator, Sepultura, Skunk Anansie…

El hombre ha muerto, pero nos quedan biografías, documentales, películas y por encima de todo música. Porque con Motorhead lo importante era eso, la música, el rock and roll al que se mantuvo fiel la banda durante 40 años y el propio Lemmy durante algunos más, desde sus inicios en los Rockin’ Vickers allá por el ’63 y sus devaneos psicodélicos en los primeros setenta con los atronadores Hawkwind. El hombre ha muerto y no nace el mito, porque su carisma le convirtió en leyenda en vida, pero sí le sobrevive. La última voluntad quedó recogida en las páginas oficiales de la banda en las redes sociales:

We will say more in the coming days, but for now, please…play Motörhead loud, play Hawkwind loud, play Lemmy’s music LOUD.
Have a drink or few.

Share stories.

Celebrate the LIFE this lovely, wonderful man celebrated so vibrantly himself.

HE WOULD WANT EXACTLY THAT.

Y es que, a fin de cuentas, eso es lo que nos han enseñado siempre las canciones de Motorhead, que la vida está para vivirla, para disfrutarla y exprimirla hasta que la muerte decida asesinarte.

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