Parece que tengamos cierta fijación con los países lusófonos, pero el caso es que esta semana toca volver a Brasil, de donde hace poco ya trajimos a esta sección el último discazo de Black Witch. Ahora vamos con algo totalmente distinto en lo estilístico pero similar en la intesidad y calidad: Erudite Stoner.
El tema este del shoegaze y el post-metal o post-rock a veces, en manos torpes, parece caer en vender la monotonía y el sopor como minimalismo intimista. No es el caso de este trabajo, de este Erudite Stoner, donde se nos presenta una pieza de orfebrería musical mimada al extremo, un disco instrumental de delicada belleza y sobrada elegancia.
Esta semana se cumplía un año de su publicación, un año en que el disco ha estado recolectando buenas críticas en múltiples medios especializados para regocijo del hombre tras Erudite Stoner, el guitarrista Matheus Novaes. Y es que se trata de un proyecto unipersonal, una banda de un solo hombre.
¿A qué suena este proyecto? Suena a apoyarte en la ventana y ver cómo la lluvia golpea la acera. Suena a tirarte en el sofá diez minutos al llegar del trabajo. Suena a invierno. Suena a chocolate caliente con un buen chorro de cognac. Suena a abrazos con amigos que hace tiempo que no ves. O ya buscando una explicación más tangible y menos etérea te podría decir que es como si Tommy Emmanuel quisiera grabar un tributo a los Boris, como si Richard Thompson tuviera un hijo con Josh Homme o como si el Ritchie Blackmore de los últimos años como trovador decidiera formar una banda con los ISIS. Un disco que busca crear un sonido hermoso y evocador basado principalmente en guitarras acústicas que por momentos abrazan a la música barroca o el folk más oscuro. Un disco que persigue sonidos atmosféricos sin abusar de los ecos y efectos típicos del género sino que trata de lograrlo por medio de sonoridades desenchufadas y desnudas.
Erudite Stoner es un disco que hará las delicias de seguidores de Vircator o Alcest, pero que también puede gustar a los amantes del rollo dark roots de The Handsome Family, a los seguidores de los trabajos más atmosféricos de Ry Cooder (como aquella excelente banda sonora de París-Texas) o hasta a los que disfrutan de la guitarra clásica de Andrés Segovia. Una pieza cargada de belleza y melancolía para paladear con calma.