Reductio ad Hitlerum y ley de Godwin en los medios españoles.

Los que llevamos años en el mundillo de blogs, foros, etc… y hemos tenido que moderar conversaciones conocemos la llamada la ley de Godwin, que afirma que «As an online discussion grows longer, the probability of a comparison involving Nazis or Hitler approaches 1», o traducido «Cuando una discusión on-line se alarga la probabilidad de una comparación que incluya a los Nazis o a Hitler tiende a uno«. Este recurso se llama Reductio ad Hitlerum, y si eres de los que acostumbran a ver debates donde los apaniaguados de los grandes medios ladran el discurso de sus amos estarás cansando de ver cómo utilizan este recurso.

¿En qué consiste el «Reductio ad Hitlerum»? Bueno, esta falacia, del tipo ad hominem (pretende desacreditar una opinión atacando a la persona que la emite) fue tipificada ya en los años 50 por el filósofo y profesor germano-estadounidense Leo Strauss. Según él el «Reductio ad Hitlerum» o «argumentum ad nazium» combina elementos de falacia de asociación y argumento ad nauseam. La primera, la falacia de asociación, consiste (grosso modo) en plantear que si X hace algo y tiene una propiedad todos los que hagan eso tienen esa misma propiedad (o viceversa, todos los que tengan esa propiedad hacen eso). Ejemplo de estos días, por ejemplo: «El FN de Marie LePen es antisistema y son nazis, luego Podemos como son antisistema son nazis«. ¿Suena a gilipollez suma? Desde luego, pero ponte cualquier tertulia política de esta semana. En cuanto al argumento ad nauseam este consiste en pretender que un razonamiento es válido si se repite muchas veces (curiosamente un recurso muy usado por el propagandista nazi Joseph Goebbels).

En la prensa española, y en el discurso de determinados partidos políticos conservadores, el «Reductio ad Hitlerum» podrí ser rebautizado «Reductio ad ETA» o «Reductio ad Bildum«, o como dirían otros «Todo es ETA» (recurso con el que ironizaban El Reno Renardo). Esencialmente el recurso es el mismo, simplemente cambiando la referencia al líder nazi por el grupo terrorista vasco o por el partido de la izquierda abertzale. En tanto en el estado español se recoge en el código penal un ambiguo delito de «Enaltecimiento del terrorismo» el recurso tiene una lógica perversa mayor, ya no solo es un ataque para descalificar el argumento del oponente sino una insinuación de que este podría estar incurriendo en un delito.

Como decía al principio, esta falacia es de uso habitual en discusiones en foros: suelto el «Sí, como los nazis» y ahí se acabó el debate, y por eso a principios de los 90 Mike Godwin formuló su famosa ley, que desde 2012 hasta goza de una entrada en el diccionario Oxford. Según dicha norma cuando en una discusión se llegaba al argumento ad Hitlerum era el momento de cerrar ese hilo, ya se habían agotado los argumentos lógicos, el razonamiento, y se recurría a este ataque personal para anular el debate. Esto generó bastante discusión entre moderadores pues, en algunos casos, la comparación o mención al nazismo podía ser aceptable, según la temática. Godwin argumenta que, aunque en algunos casos la relación pueda establecerse formando un ejemplo válido, la figura de Hitler, el gran villano del siglo XX, emana tal «fuerza» maligna que aplicar la comparación contra alguien que no sea un déspota genocida es injusto y desproporcionado, forzando así una apelación al sentimiento de rechazo por encima de la razón. Dependiendo del foro existen distintos corolarios para la aplicación de esta regla admitiendo solo estos comentarios en discusiones sobre la II Guerra Mundial, la Alemania nazi, genocidio, eugensia… según el criterio del moderador. Igualmente exagerado es cuando la prensa española utiliza el argumento de ETA contra, por ejemplo, unos huelguistas que cortan una calle: están igualando interrumpir el tráfico puntualmente unas horas durante una protesta con poner una bomba con objetivo de matar a varias personas.

Resumiendo ¿qué hacer cuando un tertuliano intenta sentenciar el tema jugando la carta Nazi o la carta de ETA? Pues lo mismo que en un foro de internet, cerrar el hilo. O, en este caso, apagar la tele e ir a hacer algo más productivo. A fin de cuentas, estas tertulias más que debates suelen ser intercambios de falacias e insultos, salpicadas con alguna cita para darle un aire erudito. Al final este chiste de los Simpson no es tan exagerado.

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