Una de las estafas que más ha crecido en los últimos años en el mundo de internet es el envío de facturas fraudulentas mediante correo electrónico o sistemas de mensajería instantánea. Fue especialmente grave durante el confinamiento de la primavera de 2020, momento en el que en España se registraron varios intentos de fraude suplantando a Hacienda o a la Oficina de Patentes para intentar engañar a empresas y organismos públicos. Lógicamente los atacantes suelen hacer un trabajo previo de investigación antes de ataque, sirviéndose de fuentes abiertas (por ejemplo buscar licencias de obra en registros públicos municipales o autonómicos) o de subterfugios (fishing, vishing) para recabar información tanto de la víctima a la que pretenden estafar como del proveedor al que pretenden suplantar.
¿Cómo nos protegemos?
- Lo primero es comprobar la legitimidad de la factura: el número de cuenta, el CIF, el concepto, incluso el diseño comparando con facturas anteriores, la dirección de correo desde la que se nos ha enviado la factura… Si vemos algo extraño, algo distinto, si es una factura que no esperábamos o si es algo que ya habíamos pagado antes y nos vuelven a enviar lo mejor es contactar con el emisor, no a través del propio correo desde el que hemos recibido la factura sino por el contacto que ya tuviésemos con esa entidad/proveedor de antemano (teléfono, otro mail, etc) para comprobar que no hayan sido suplantados.
- Dos red flags: si nos apremian al pago con mucha urgencia e incluso con amenazas legales (ya comentamos en la entrada sobre el vishing que esa estrategia de asustar se usa para que la víctima se ponga nerviosa y no piense) o si el proveedor nos informa de un cambio en su cuenta bancaria, esto debería ponernos sobre aviso y en esos casos es mejor contactar y confirmar esa información por otros medios.
- Como ya hemos comentado hablando del smishing o de los correos fraudulentos, intentar no pinchar en enlaces ni descargar ficheros que recibamos en esos correos.
- Además de intentar no ser estafados también es importante intentar no ayudar involuntariamente a los estafadores: en ocasiones estos atacantes intentarán hacerse con una factura real para poder falsificarla con mayor detalle, por lo que desconfía cuando te pidan una factura con alguna excusa tipo «es para revisarla«.