¿Cómo reconocer un correo electrónico malicioso?

Tras una serie de días teniendo que arreglar problemas derivados de gente que abre correos a lo loco he creído útil dar aquí unas pautas que deberían ayudarnos a reconocer correos maliciosos. Si bien es cierto que la mayoría se servicios de correo electrónico populares tienen filtros contra el spam que evitan que nos inunde el correo basura, algunos más sencillos (Gmail, por ejemplo, te permite bloquear una dirección) y otros más configurables (volviendo al Gmail, en Gsuite da varios opciones)

Pero  a pesar de la inefable ayuda de estos filtros siempre puede colársenos algún correo malicioso, con archivos infectados o enlaces para hacer fishing, sea como fuere el filtro de spam no es infalible y en nuestro buzón siempre puede acabar apareciendo un correo trampa. ¿Cómo lo reconocemos? Aquí van unas pautas:

  • Si el correo electrónico no tiene asunto debemos empezar a desconfiar, o si el asunto está en un idioma que no conocemos.
  • Si el correo electrónico solicita la actualización de una cuenta y nos manda un enlace al que acceder para introducir nuestras credenciales… la mosca detrás de la oreja. Lo mejor es no pinchar ya, pero si accedes al enlace fíjate en la barra de direcciones para ver si te está llevando a la web legítima.
  • La ortografía cuenta: cuando el texto del correo electrónico tiene palabras mal escritas o puntuación extraña también debemos desconfiar. En muchos casos se usan traducciones automáticas, así que si vemos modismos extraños (shit yourself little parrot) tampoco hay que fiarse.
  • Cuando los enlaces del correo electrónico son largos, dirigen a direcciones IP o son crípticos lo mejor es no abrirlos.
  • Si por la forma parece provenir de una empresa legítima u organismo público y cumple alguna de las anteriores, entonces no lo dudes: malicioso seguro. Hacienda no te va a mandar un correo pidiéndote tu número de cuenta para realizarte una devolución de impuestos.
  • Si se solicita que el usuario abra un archivo adjunto ahí lo mejor es ya encender todas las alarmas, más aun si se trata de un archivo ejecutable o un fichero comprimido.

Aquí os dejo un ejemplo de un caso real que viene relatado en la web de INCIBE, para que le peguéis una ojeada.

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