¿Por qué Ash vs Evil Dead es una obra maestra?

Nunca he sido muy fan del terror gore, siempre me ha parecido que meter un montón de casquería es un recurso mediocre cuando no se saben crear guiones y atmósferas que realmente atemoricen al público. Pero debe haber algo verdaderamente jodido en mi cabeza, porque el gore como recurso humorístico me encanta, lo adoro. Caí en este género a través de las primeras películas de Peter Jackson: Bad Taste, Meet The Feebles y Braindead, y aunque los fans tolkienianos pondrán el grito en el cielo sigo considerando que esa época fue su época dorada. Como es lógico, no tardé tras descubrir esas películas en llegar a la saga de Evil Dead. Del trabajo de Sam Raimi ya había disfrutado antes con sus series de fantasía helénica que eran repetidas por La 2 de TVE todos los veranos: Hércules y Xena. Y posteriormente también por Darkman, película que había conocido de rebote a través del videojuego de la NES. La saga de Evil Dead fue un flechazo instantáneo, y el chiste del «Klaatu barada… esto… mmm.. lo he dicho bien!» lo he quemado de tanto rememorarlo.

Durante años los fans de la saga hemos leído en internet cientos de especulaciones sobre una cuarta parte que continuara la historia de El Ejército de las Tinieblas, ya fuera siguiendo el final futurista proyectado en Sitges o en el presente con la continuidad de la versión normal, pero Bruce Campbell no quería volver a ser Ash y Raimi sabía que sin él no tendría sentido seguir, por lo que nos conformamos con leer la continuación de  sus aventuras en comic. Tras coproducir el remake de 2013 de la primera película parece que finalmente al bueno de Bruce le picó el gusanillo y se apuntó, pero no para una película sino para una serie.

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El Jefe is back

Los entendidos en televisión suelen discutir sobre qué serie fue la que lo cambió todo y empezó con esta «edad de oro» donde las series superan en originalidad y calidad los planteamientos de Hollywood. Dentro del entretenimiento audiovisual más comercial la televisión le está comiendo la tostada al cine desde hace unos años. Unos dicen que Los Soprano fue la responsable de este cambio, otros que The Wire y su filosofía de «que se joda el espectador medio«, pero el caso es que una serie como Ash vs Evil Dead sería totalmente impensable hace unos años.

¿Por qué? Pues porque lo que nos ofrece Ash vs Evil Dead son cortos capítulos de pura diversión descerebrada salpicados de sangre y entrañas. Y por eso la amamos. Ash vs Evil Dead es una obra maestra porque sabe lo que tiene que ofrecer y lo ofrece de forma inmejorable. Mientras que la segunda temporada de True Detective naufraga por tomarse tan en serio y pretender ser tan profunda que acaba por hiperbolizarse, mientras que The Walking Dead quiere hablarnos del darwinismo social en un hipotético holocausto zombie, mientras R.R. Martin sigue empeñado en convertirse en Corín Tellado jugando a Dragones y Mazmorras (esto último se lo he robado a Odiseo Haller) Raimi nos trae media hora semanal de total desconexión mental. Bruce Campbell nos ofrece a un héroe de moral distraída, salido, baboso, machista, narcisista, egoísta, decadente, descerebrado… un héroe por obligación más que por convicción pero que por momentos nos muestra una cara noble que permanece oculta tras sus vicios. Raimi nos regala lluvias de sangre entre constantes punchlines y macarradas, y sabe mantenernos espectantes e intrigados dosificándonos la información sobre el personaje de la genial Lucy Lawless (le juré amor eterno en el capítulo 3, lo entenderéis cuando lo veáis) o sobre la relación de la serie con algunos hechos de las películas, relación que sigue muy viva a través de múltiples referencias. A esto hay que sumarle una buena ración de secundarios puntuales muy acertada y una banda sonora que en cada capítulo nos ofrece dos o tres perlas del mejor rock clásico. Como obra de género desde luego no puede ser mejor, hasta el momento.

Lucy Lawless Ash Vs Evil Dead
Lucy a la caza de Bruce

Escribo esta línea tras ver el capítulo 6, que nos ha ofrecido una escena de brutal carnicería donde el diálogo se construye a base de punchlines. Hasta el momento no podría pedir más: Ash Vs Evil Dead da lo que ofrece, y si no flaquea, si no falla, es porque no cae en el error de tomarse demasiado en serio. El que quiera filosofía que lea a Nietzsche, el que quiera una ficción profunda y que haga pensar que la busque en Asimov o Philip K. Dick, este no es el terreno de Sam Raimi, él nos da diversión descerebrada y desconexión flanqueado por sus pareja de actores fetiche (Campbell y Lawless), muy bien realizada a nivel de ritmo narrativo y de fotografía, donde todo cumple su papel. Y lo mejor de todo… es que ya han confirmado una segunda temporada.

 

Cinco géneros, cinco películas (vol I)

Hacía mucho tiempo que no incluía una entrada de cine en el blog, así que me dispongo a meter dos seguidas. El título ya dice bastante de la entrada: cinco géneros, cinco películas (una de cada). En este primero los cinco géneros elegidos serán cine social, thriller, musical, western y humor gore.

  • El odio (cine social): Dirigida por el director Mathieu Kassovitz en 1995 (posteriormente ganaría fama en el cine comercial con Los ríos de color púrpura) esta excepcional a la par que dura película nos sitúa en el París de la época, durante unos disturbios en las zonas más pobres de la ciudad cuando un policía asesina a uno de los jóvenes manifestantes. A partir de esta tensa situación, Kassovitz retrata la vida de tres jóvenes amingos procedentes de un pobre barrio de inmigrantes (un chaval judío, uno negro y uno árabe), su relación con la policía, sus enfrentamientos con los skinheads votants de Le Pen, sus obsesiones, su frustración frente a la sociedad que les aparta… El ritmo está muy bien llevado, y mezcla momentos de desahogo cómico con otros de realismo y gran dureza. Además de su guión, de su fotografía (en blanco y negro) y del buen hacer del director, cabe destacar también la magistral interpretación de un entonces muy joven Vincent Casell, con un genial guiño a Taxi Driver. Un retrato de la situación de racismo, exclusión social, paro y desesperación del París que no visitan los turistas.
  • Deliverance (thriller): Basada en la novela de James Dickey del mimsmo nombre, dirigida por John Boorman y contando con geniales interpretaciones de Burt Reynolds, John Voigt y Ned Beatty, Deliverance nos cuenta la historia de tres acomodados hombres de negocios de Atlanta que deciden emprender un viaje de aventura, descenciendo un río hacia un pueblo que va a ser trasladado para la construcción de una presa. Por medio se toparán con lo más sórdido y violento del rural sur estadounidense, que llevará a que su viaje se convierta en una suerte de rito iniciático, despertando en ellos la brutalidad más insospechada. La película logró gran impacto en su momento, con un gran éxito de crítica y taquilla y varias nominaciones a los Oscar y los Globos de Oro, si bien la crudeza de la historia jugó en contra de lograr algún galardón. El tema Dueling Banjos de su banda sonora es el protagonista de una de las escenas más recordadas de dicho film, donde uno de los protagonistas se «pica» a tocar contra un joven autista con un virtuoso dominio del banjo. Una gran película con un inquietante final y varios grandes momentos, que parece que ha quedado un poco olvidada con los años, pero que ha envejecido muy bien pasadas 4 décadas ya desde su estreno.
  • The Rocky Horror Picture Show (musical): Cargada de rock and roll, excentricidades, humor y grandes canciones The Rocky Horror Picture Show es, por derecho propio, uno de los musicales más famosos de la historia del cine. No en vano se trata de la película que más veces se ha proyectado en los EEUU, e incluso existen salas que hace la «versión interactiva«, donde mientras se proyecta la película hacen cosas como lanzar agua al público, arrojarles osos de peluche, lanzar arroz durante la escena de la boda, encender linternas en la canción There’s a Light, bailar el Time Warp… y demás cosas delirantes que ocurren en ella. Grabada en 1975, tanto su ambientación como su estética y su música es un homenaje a los años 50, tanto a los tópicos del cine de serie B de la época, como al rock and roll más clásico y a la moralidad mojigata de la época. Richard O’Brien es el responsable tanto del guión como de la banda sonora de esta rocambolesca historia, donde también interpreta al mayordomo Riff Raff, y que nos retrata la pérdida del pudor y la inocencia de dos jóvenes moralistas en el antro de perversión del científico vampiro transexual Dr Frank-N-Furter. Desde los Misfits hasta Marilyn Manson, muchos rockeros americanos han bebido de la influencia de este filme, homenajeado también en múltiples series y películas. Y como no, no podemos olvidar que además de un joven Tim Curry (clásico del cine de serie B) y una principiante Susan Sarandon la película cuenta con la aparición de Meat Loaf (un par de años antes de romper las listas de ventas con Bat out of hell) como el descerebrado (literalmente) motero Eddie. Si puedes ir a una de las citadas proyecciones con participación del público, no lo dudes, vas a disfrutar como una hiena en un cementerio.
  • Grupo Salvaje (western): Bloody Sam, así llamaban en la época a Sam Peckimpah. Célibe, misógino, alcohólico, violento y uno de los grandes genios con la cámara. Su carácter agresivo y la violencia de sus películas hicieron que no fuera un director con éxito entre la prensa, los críticos y los intelectuales. Pero el magnetismo de sus películas, su innovación tras la cámara y su buen hacer sí le trajeron el respeto de sus camaradas de profesión. Stanley Kubrick dijo en su momento que La Cruz de Hierro era la mejor película jamás rodada sobre la Segunda Guerra Mundial (de hecho la genial Stalingrado está muy inspirada por ella), y el legado de Peckimpah sigue vivo en la actualidad a través de muchos directores como Quentin Tarantino, Robert Rodríguez, Guy Ritchie o los hermanos Cohen. Pero centrándonos en la película que nos ocupa, Grupo Salvaje es un wester «crepuscular«, oscuro, muy violento, donde se nos habla de los fuertes vínculos de amistad que se forjan entre una banda de forajidos en los últimos años del dorado oeste americano. Hombres fuera de la ley pero con un sentido del honor y la lealtad por encima de toda imposición, ley, religión o moral. Cuenta además la película con una de las secuencias finales más impactantes de la historia del cine, uno de los mejores tiroteos grabados. Tan pronto acabe la película estarás deseando soltar con voz críptica Si se mueven, mátalos.
  • Mal Gusto (humor gore): Antes de venderse al peso a Hollywood y grabar ese mojón de remake de King Kong dilapidando parte del crédito que le había dado la trilogía de El Señor de los Anillos Peter Jackson era un director con una trayectoria muy sólida. Aunque ahora todo el mundo asocie su nombre a megaproducciones faraónicas, somos muchos los que recordamos las películas de sus inicios, filmadas en su Nueva Zelanda natal. Mal Gusto fue la primera, parece ser que le costó un divorcio el rodarla, ya que su mujer quería que la acompañara a la iglesia los domingos, único día que tenía libre Peter para rodar,hecho que dilató la grabación de la película hasta los cuatro años. Filmada con cuatro duros, con sus colegas, con un equipo mediocre, poca experiencia pero muchas ideas efervescentes, Mal Gusto es una combinación de ciencia ficción, gore y comedia. ¿El argumento? Una empresa de comida rápida extraterrestre llega a la tierra en busca de carne barata para sus hamburguesas. Mucha casquería, escenas de asquito absoluto y un sentido del humor extremadamente negro hacen de esta una película entrañable (y no sólo porque se vean entrañas).

En fin, volumen uno finiquitado. En principio la idea era hace dos, pero creo que se podrá alargar hasta tres o cuatro. En los próximos días la cosa irá creciendo, así que estad atentos a vuestro RSS, Twitter, Facebook… o como narices estéis siguiendo el blog.