Hay bandas que son un seguro de vida, bandas que nunca fallan en directo. Suelen tener el perfil de ser bandas europeas, veteranas y que han estado siempre al pie del cañón, incluso en los famélicos 90. Saxon, Kreator, Motorhead y el señor que hoy nos ocupa: UDO (bueno Udo, con mayúsculas es el nombre de la banda…).
Puede parecer que lanzar una carrera en solitario tras haber sido parte de una banda legendaria es muy fácil, pero si repasamos los ejemplos históricos realmente esto no lo veo tan claro. A fin de cuentas la sombra del pasado suele acabar siendo bastante alargada. El el mejor de los casos el músico en cuestión saca algunos discos potentes y logra ser una banda de salas medianas (véanse Halford, Bruce Dickinson, David Lee Roth, Doro Pesch, Glenn Hughes o Ian Gillan), pero lo habitual es que acaben cayendo en el mundo de la tercera división metalera (véanse Michael Kiske, Sebastian Bach, Vince Neil, Slash o Gene Simmons). El caso de lograr verdadero éxito tras haber estado en una banda legendaria es un extraño reservado a muy pocos como Ozzy o Dio.
El caso UDO es el primero. Había vida después de Accept, con audiencias más pequeñas y con menor presencia mediática, pero había vida. Le he visto cuatro veces, y las cuatro muy bien (la última el pasado viernes), es un músico que siempre cumple. Además tiene la dignidad de no centrar sus conciertos en su trayectoria con los legendarios Accept, de los que toca algunos de sus temas más emblemáticos pero sin abusar de la presencia de ese material en su set list.
En este Rev-Raptor tour ha quedado claro que, a pesar de estar cerca de los 60 años y el tener pinta de no cuidarse mucho, el vocalista teutón con cara de mala hostia y una ficha muy larga en los archivos de la STASI conserva su voz en un estado muy envidiable. Con una banda de mercenarios profesionales a su alrededor, incluyendo al ex batería de Accept Stefan Kauffman a la guitarra (que tiene pinta de que debieron hacer la mili juntos), que muestran una compenetración perfecta, desgranaron en la sala Capitol un set list atípico. Se dejaron fuera clásicos de la carrera en solitario de UDO como Animal House, They Want War, Cut Me Out, Holy o Bullet and The Bomb. Incluso de las seis canciones de Accept que tocaron (de un total de 20 temas que compusieron el concierto) tres fueron bastante atípicas (Neon Nights, Screaming for a Love Bite y Up to the limit).
La cosa empezó puntual con unos teloneros a los que pillamos a medias, unos tales Sevenfield (o algo así, la verdad es que no me aprendí el nombre) que me sobraron tanto como banda telonera como, en general, como banda que pueda aportar algo a la historia de la música. Un grupo escandinavo que intentan sonar como una versión escandinava de Bullet for My Valentine con un deje a In Flames en las voces y que suenan a algo que ya has oído mil veces. En principio no iban a ser ellos lso teloneros sino unos tales Kobra and the Lotus, de Canadá, de los cuales tampoco he escuchado nada aparte de una versión del Ace Of Spades, y lo más que puedo decir es que su vocalista, en las fotos promo, parece una chica muy guapa.
Del concierto de UDO ya he comentado que el set list fue atípico. Por el resto la cosa fue perfecta en el plano sonoro: pocas veces he escuchado un concierto tan nítido, con el volumen alto pero sin molestar, con todo perfectamente definido casi como estuvieras escuchando una grabación de estudio. Mención especial para el guitarrista Igor, que se hizo su solo paseándose por toda la sala.
En fin, un grupo con unos tíos tan feos tiene que ser bueno de cojones, de eso no hay duda. Y aunque Udo Dirkschneider parezca el hermano heavy de Angela Merkel sigue siendo uno de los grandes vocalistas del heavy metal europeo.