Tras la muerte de Stan Lee no han parado de sucederse los homenajes, algo esperable pues se trata de una auténtica leyenda de los cómics (aunque tenga un oscuro historial que muchos decidan ignorar). Como editor y empresario el nombre de Stan Lee siempre será sinónimo de Marvel Comics. Pero ¿Qué habría pasado si el viejo Stan en lugar de tener su propia editorial hubiera trabajado para otra? ¿Podría ser esto un argumento de uno de aquellos What if…? de la Marvel? Podría, pero realmente fue algo que ocurrió a principios de los dosmiles.
Just Imagine… fue una serie de 13 números autoconclusivos e independientes publicada por DC entre 2001 y 2002. De hecho posteriormente se publicaría en 3 tomos titulados más explícitamente Just Imagine Stan Lee Creating the DC Universe. La idea era juntar a varios dibujantes estrella de la casa como Joe Kubert, Bachalo, Walt Simonson o Jim Lee con Stan Lee para reescribir los orígenes de varios personajes principales del universo DC.

De esta forma Batman se reconvertía en un ex militar afroamericano que amasó su fortuna con una fugaz carrera en la lucha libre, Wonder Woman aparecía como una mujer latinoamericana que obtenía los poderes de una diosa inca, Superman se convertía en un policía kriptoniano que en su planeta natal no era excepcionalmente poderoso pero que ve amplificado su poder en la Tierra, Robin se tornaba un esbirro de un villano cuyo objetivo era matar a Batman, Flash era una mujer que obtenía sus poderes por un tratamiento médico experimental para una extraña enfermedad y Sandman un astronauta que fue traicionado y dado por muerto por un compañero durante un paseo espacial.

¿Eran evidentes los guiños a los orígenes de otros personajes del Universo Marvel? Lo eran. Siendo sinceros, no se trataba de una serie de tebeos especialmente buenos, y se nutrían más del morbo de Stan Lee trabajando para DC que de ser historias realmente brillantes. Desde luego no está ni entre lo mejor de la producción de DC, ni entre los trabajos más brillantes de Stan Lee ni entre las obras esenciales de la historia del cómic. Pero siempre estarán ahí como una de esas grandes anécdotas del tebeo americano: Cuando el fundador de Marvel hizo una serie para su tradicional y más grande rival.